Jeon JungKook y Park JiMin, amigos desde la academia, se ven presionados al recibir un caso de investigación secreta. El Caso N° 7: Caso Lee.
Desde que fueron condecorados como tenientes en la KFP, esté es el primer caso en que trabajaran manualment...
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Seúl, 29 de septiembre del 2024.
Hoy era el día.
Habían pasado 12 meses y saldría en libertad a las 4:00 pm.
Sus primeros días tras las rejas habían sido oscuros, lo consumía el dolor que le había provocado los sucesos que pasaron hace un año. La perdida de MiHi. No tuvo muchos problemas en prisión ya que su compañero de celda era un cabo que estaba por desacato a su sargento. Era buen tipo, pero muy jovial para su gusto. No había recibido visitas durante su tiempo en prisión porque él lo dispuso así; no obstante, hoy no se salvaría. JiMin vendría a recogerlo.
− ¡Jeon, es hora! − bramo un soldado.
Se puso en pie y se acerco a los barrotes a la espera que el soldado abriera las rejas.
ChanYeol, su compañero de celda se puso en pie y le apretó el hombro.
− Espero que me hagas el tiempo más placentero y ni te atrevas a aparecer por aquí. Ni como visita − dijo, con una sonrisa irónica en el rostro − Por cierto, si buscas nuevos tatuajes, te puedo recomendar a un amigo − sugirió, recordándole que la mayoría de sus tatuajes habían sido borrados con cirugía.
JungKook asintió, para girarse y abrazarlo.
− Gracias por no aventarme a esa rata durante mis noches − añadió, recordando a la rata que ChanYeol tenía por mascota.
− Lo hice, pero tranquilo. Fue silenciosa.
Ambos estallaron en una risa que fue cortada por el soldado, quien les grito para que guardaran silencio.
Se volvió a despedir y acompaño al soldado sin volver la mirada a su amigo. Caminaron el pasillo en un silencio que cortaron los demás presos, las jubilas felicitaciones y otros que hacían pedidos de mujeres como visitas conyugales.
Se vistió con el traje que vestía el día del juicio y caminaron por el pasillo de salida.
− Espero no volverlo a ver por aquí, soldado − despidió el soldado. Lo identifico como un teniente dentro de la prisión militar.
Asintió en su dirección y fue por sus cosas personales. El soldado al otro lado de la ventanilla le extendió una caja plástica y transparente con sus cosas. Las tomo y se dispuso a salir.
El sol le pego directo al rostro y parpadeo para adaptarse al cambio de luz. Frente a él estaba un Porshe Carrera estacionado y un pelinegro recostado en el capó del deportivo. JiMin le sonreía, mostrando la blancura de sus dientes.
− ¿JiHyun aun no te lo ha quitado? − pregunto, caminando hasta llegar a él.
− Lo intento − admitió su amigo − Pero JungAh lo descubrió y correteo por toda la casa.
Estallaron en risas.
JungKook volvió su mirada al edificio y suspiro.
− Bueno... ¿Por dónde empiezo?
− ¿Por el Club o... el hotel? − JiMin frunció el ceño. JungKook no volvería a la KFP debido a la inhabilitación.
Negó.
− Pensaba en unas vacaciones − comento − Kai y YeonJun hacen un buen trabajo.
− En ese caso, vamos a mi casa a celebrar tu salida − añadio, rodeando el vehículo para sentarse al volante.
JungKook subió de copiloto, pero se removió incómodo, su billetera le molestaba y se la saco del bolsillo trasero. Abrió su billetera y miro una fotografía. En ella aparecía MiHi regando el jardín de su cabaña. La saco para verla con detenimiento, pero cayo uno de los preservativos. Lo ignoro, pero su amigo no.
− ¡Por dios, Jeon! Deberías comprar nuevos, estos vencieron hace mas de dos años.
− ¿Qué? − pregunto, incrédulo.
− Sí, mira.
Era cierto. Habían caducado hace mucho tiempo. Lo que lo sorprendió fue que nunca se molesto en ver la fecha cuando tuvo más de una noche apasionada con MiHi. Si tan solo ella no hubiera muerto, ahora él posiblemente tendría una familia con ella.
− Bueno... No los necesito − dijo, mirando por la ventana.
JiMin suspiro.
Le preocupaba su amigo y más ahora que andaban tras una posible pista sobre la verdad de la muerte de MiHi. Había contratado a un detective privado que usaba a mucho personal para rastrear a Lee MinHo sin que se dieran cuenta. Hace poco habían descubierto la identidad de HeiRan. Quería compartir esta información con su amigo, pero temía darle falsas esperanzas. Así que esperaría hasta que estuviera confirmado.
− JiSeok estará feliz de conocerte − JiMin hablo de su hijo − Ese niño es muy inquieto, la otra vez uso un lapicero y se rallo su pancita imitando mi tatuaje.
− Ese niño es muy inteligente − admitió el pelinegro.
− ¿Por qué te deshiciste de tus tatuajes? − pregunto, curioso.
JungKook respiro pesadamente.
− Le prometí a MiHi quitármelos cuando HeiRan rallo las paredes y su cara con plumón indeleble, imitando mis tatuajes.
Escuchar a su amigo hablar con la voz rota le partió el corazón a JiMin.
− Pero no...
− Se lo prometí − corto, tajante − Así ella le haya quitado importancia, yo no lo hice. Un Jeon siempre cumple sus promesas.
JiMin asintió y se dedico a conducir sin mencionar nada más.
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