09 | MiHi

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YoonGi y yo caminamos por un pasillo que guío YeonJun, el cual estaba perfectamente iluminado, los tonos de pintura era acogedora y presentaba una decoración elegante, de las paredes colgaban cuadros exclusivos, grafitis con estilo urbano, retrato...

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YoonGi y yo caminamos por un pasillo que guío YeonJun, el cual estaba perfectamente iluminado, los tonos de pintura era acogedora y presentaba una decoración elegante, de las paredes colgaban cuadros exclusivos, grafitis con estilo urbano, retratos de flores y árboles, bocetos interesantes y pinturas con una temática de paisajes que reconocía como zonas conocidas de Corea. Me gusto el estilo único del pintor. Y no oculté mi asombro cuando mis ojos se fijaron en una pintura en particular, un cuadro de un paisaje único. Lo reconocí como PyeongChang.

Mi padre solía llevarnos a mi madre y a mí a acampar, la combinación de un bosque montañoso era interesante. La montaña retratada en el lienzo era la principal del paisaje, la escale muchas veces junto a mi padre mientras mi madre se dedicaba a preparar la comida. Sonreí nostálgica ante los recuerdos compartidos con mi familia.

− JK lo pinto. De hecho, todos los cuadros son obras de él − informo YeonJun.

Asentí.

YoonGi me indicó avanzar cuando me quedé quieta admirando el cuadro. Su mano en mi espalda baja me tensó, le dedique una sonrisa incómoda y él sonrió satisfecho. YeonJun, por el contrario, me compartió una sonrisa vaga.

Cuando llegamos a una puerta doble al final del pasillo donde dos hombres corpulentos la resguardaban. Al ver a Choi se inclinaron y se hicieron a un lado para dejarnos pasar.

En la habitación solo se podría apreciar lo que lograba iluminar la luz de la luna. Contrastaba mucho con el pasillo. La silueta de un hombre se apreciaba en el pequeño minibar de la sala privada. Sus movimientos eran ligeros. Silenciosos.

YoonGi, a mi lado, se adelantó unos pasos, ubicándose frente a mí en una postura protectora. ¿Acaso no le había demostrado que no necesito su ayuda?

Pero... no me centré en él, sino en el hombre que se servía whisky. Llevo el vaso a sus labios y la sombra que creo no me permitía ver su rostro. Por otro lado, YoonGi lo reconoció, su postura me indicó que le molestaba verlo.

− ¡Vaya! Creí encontrarme a quien sea, menos a ti − dijo, sentándose en el sofá

«¿Se conocen? ¡Dios, MiHi! Obviamente se conocen... Pero creí que lo mataría o algo cuando vea a...» dejé de pensar cuando se acercó lo suficiente para dejar su rostro a la vista.

Un momento, esté hombre no es JungKook. Revise vídeos y fotos de JungKook y este hombre no es nada parecido a él. Y ni siquiera lo conozco. Camina hasta sentarse frente a nosotros. Me mantengo en pie, inexpresiva.

− ¿Cuánto tiempo? Seis o siete años − habló.

− Siete − respondió entre dientes.

Sonrió. Le parece divertido molestar a YoonGi. Luego me miró. Sus ojos detallaron mi cuerpo, desde mis pies hasta mi rostro. Volvió a sonreír, dándole un trago a su vaso. Hizo un gesto con la mano, y las luces se encendieron, provocándome parpadear por el rápido cambió.

Caso Lee | JJK, PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora