Jeon JungKook y Park JiMin, amigos desde la academia, se ven presionados al recibir un caso de investigación secreta. El Caso N° 7: Caso Lee.
Desde que fueron condecorados como tenientes en la KFP, esté es el primer caso en que trabajaran manualment...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JungKook
Paris, Isla de Francia, 19 de octubre de 2024.
Estaba nervioso.
Paris era el lugar perfecto para hacer mi propuesta, pero entre en pánico. Me ahogue en más de una ocasión con el vino y en muchas de las veces que me animaba a hacer la pregunta terminaba balbuceando o cambiando el tema a algo divertido.
Mía estaba preocupada por mi comportamiento al igual que por los niños. HeiRan y los gemelos se habían quedado al cuidado de Rose y EunWoo, en Catania, Italia. Era el primer viaje en la que se separaba de ellos por mucho tiempo. Y lo entendía.
− Jung...
− ¿Te gusta la playa? − ¡Mierda! Esa no era la pregunta − Digo... ¿No sientes calor?
Mía rio.
Me lance a sus labios a fin de evitar que notara el sonrojo de mis orejas. Mía tenía la costumbre de cerrar los ojos cuando la besaba, así que lo aproveche. Aunque... ¡Mierda, mierda, mierda! Ok, debo buscar otra palabra para expresar lo que siento en estos momentos.
JiMin no había sido de gran ayuda cuando le pregunte por cómo había hecho la pregunta. Según él, solo le dijo: Hay que casarnos.
¡Carajo!
Ahora no solo son los nervios lo que tengo, sino una puta erección bajo la Torre Eiffel con miles de espectadores alrededor y todo por alguien que besa exquisitamente.
− Creo que debemos de volver al hotel − dije, apretando su cintura.
− ¿Por qué? − cuestiono con una risa ligera, bajo la mirada y sonrió, picara − ¿Problemas?
Asentí, dolido por como el pantalón me apretaba.
− Mía...
− Ok. Es lo que dirás está noche − dijo, dándose la vuelta para salir.
La agarre de la cintura y le pedí caminar pegados. Esas personas no tenían que saber lo que provocaba nuestra salida rápida del lugar.
20 de octubre de 2024.
Cuando despertamos, lo primero que hicimos fue una ronda más.
Admito que con Mía era difícil mantener las manos quietas y lejos de ella, pero también era difícil controlar la lujuria que desprendíamos. Prácticamente estaba recuperando mi año de abstinencia.
