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Daegú, 21 de agosto 2023

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Daegú, 21 de agosto 2023.

1 hora con 30 minutos antes...

Observo a Suga romper las bebidas miestras pelea con alguien al telefóno. No tengo que preguntar con quién discute porque las palabras: bastardo, J-Hope, inepto; se repiten una y otra vez. Vuelve a estrellar una botella de vino de $20,000 y corta la llamada antes de tirar el celular al suelo. Los pedazos del móvil desechable se riegan en todas direcciones y maldice.

− Alístate, iremos a Busan.

Se pierde en el pasadizo que lleva directo a su oficina.

Resoplo, frustrada.

Por lo poco que escuché, J-Hope ha perdido cinco cargamentos en los distintos puertos de Corea. Tal parece que JungKook no ha perdido el tiempo.

Una vez en mi habitación, camino directo a la esquina derecha de la cabecera de la cama y me agacho, levanto la pata y meto la mano para sacar el móvil desechable que me dió JungKook. Busco su número y envió un mensaje corto.

MiHi

Busan, 7:30 PM.

Enviado: 5:55 pm.

Sin embargo, me atrevo a enviar el mismo mensaje a mi contacto, por si las cosas se complican.

En 10 minutos estoy lista, con un vestido beige pegado al cuerpo de manga larga, de cuello de tortuga de algodón que me llega a la altura del muslo, junto a unas bailarinas negras, acompañado con un bolso mini con solapa de color negro. Recojo mi cabello en una cola alta antes de salir de mi habitación.

Los hombres que resguardan la mansión no estan y cuando llego al vestíbulo me sorprende ver que solo está una criada que me informa que Suga me espera en la camioneta. Camino hasta la salida y noto que hay cinco camionetas en fila, estacionadas afuera. Solo la puerta de la camioneta de enmedio está abierta para que suba.

Suga mira atentamente la vista que le regala la ventana.

− Si le pido a J-Hope que me entregué a HeiRan, ¿me aceptarás? − pregunta.

Me quedo sopesando sus palabras. «¿Piensa arrebatarle a J-Hope la custodia de HeiRan?» me pregunto.

Al no obtener respuesta, se gira para mirarme.

− ¿Por qué?

− Por tí... pienso quitarle a HeiRan.

Sin querer una sonrisa se desliza en mis labios y él me la devuelve. El viaje dura alrededor de una hora hasta el centro de Busan, pero tardamos unos 15 minutos más hasta llegar a la mansión de J-Hope.

La zona se encuentra bien resguardada por más hombres con armas de los que calculé en mi última visita. Está vez nadie nos recibe. Caminamos hasta la puerta y Rose nos da paso para entrar.

Caso Lee | JJK, PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora