Jeon JungKook y Park JiMin, amigos desde la academia, se ven presionados al recibir un caso de investigación secreta. El Caso N° 7: Caso Lee.
Desde que fueron condecorados como tenientes en la KFP, esté es el primer caso en que trabajaran manualment...
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Mar al este de Sinpo, Corea del Norte, 23 de septiembre de 2023.
04:45 am.
Me desplazo por los pasillos y reviso habitación por habitación, pero no la encuentro. En mi camino, lidio con algunos hombres de J-Hope y del ruso. El silenciador de mi arma me ayuda a no delatar mi infiltración al yate.
—¿La encontraste?
—Aún no —musita.
—Mierda.
Me frustro mientras más habitaciones me confirman que no está en estos pasillos. Encuentro a más rusos y los elimino fácilmente. Me demoro en ocultar sus cuerpos en las habitaciones que encuentro en el camino. Giro a la izquierda y tengo que ocultarme en una esquina cuando ubico a dos hombres resguardando una puerta. Uno de ellos revisa una notificación, se gira y habla con su compañero.
—Poydem! (¡Vámonos!)
—Potomu chto? (¿Por qué?) —pregunta su amigo. Incrédulo.
—Boss (El jefe).
Solo eso bastó para que se retiren.
Abro rápidamente una puerta y entro cuando los rusos pasan por donde estoy. Una vez y los pierdo de vista, salgo y voy directo a la habitación. Giro el pomo y abro lentamente, no veo a nadie en la cama, pero —por lo poco que ilumina la luz de la luna— el diseño de la habitación es femenina. Entro y doy dos pasos cuando una almohada se estampa en mi cara, haciéndome trastabillar. Unos brazos rodean mi cuello y aplican presión. Nota que soy difícil de hacer caer y salta, rodeando mi cintura. Su aliento amentolado me llega y trato de hablar, pero no puedo decir nada. Retrocedo unos pasos y choco con la puerta. Jadea, disminuyendo la presión en mi cuello y cintura, lo cual aprovecho. Giro sobre mi eje, lo necesario para pegar su cuerpo a la pared al lado de la puerta y poder tomar sus manos y ubicarlos por arriba de su cabeza. Forcejea.
—MiHi...
—¿Jeo...? —no termina ya que estampo mis labios sobre los suyos.
Jadea, apretando sus muslos sobre mi cintura.
—Te... extrañe... —susurro entre besos codiciosos.
El ruido en una de las habitaciones nos hace separar bruscamente.
—Están discutiendo —comunica JiMin por el comunicador.
—Encontré su habitación —digo. Poco después escucho un chapoteo del otro lado —¿JiMin?
MiHi me mira expectante.
Los segundos pasan y no tengo respuesta de mi amigo. Y en eso escuchamos el grito de una mujer.
—Debemos irnos. Ahora —jalo su mano para llevarla a la salida. No obstante, MiHi frena y se suelta de mi agarre.
—No. No puedo irme —nota la confusión en mi rostro y se explica —¿Ves esto? —levanta su pierna, mostrando una tobillera metálica —Es una bomba, 25 metros lejos del yate y se activa.
—No te dejaré —declaro, medio suplico.
Se escuchan pisadas en la lejanía y la puerta se abre bruscamente. La silueta de un hombre castaño se muestra en el marco de la puerta, enciende la luz y se paraliza cuando me ve. Saca su arma y me apunta.
Todo sucede tan rápido.
MiHi se ubica frente a mi.
El hombre espeta en ruso y ella responde sin problema.
Yo saco mi arma y le apunto.
MiHi fuerza mi brazo para bajar el arma, pero insisto hasta que... termino disparándole.
—¡Mierda! ¿Kuznetsova?
MiHi se acerca para revisar su brazo. Suelta un suspiro cuando confirma que es una herida de entrada y salida. Me regala una mirada fulminante y yo... Bueno, ¿Qué se supone que diga? Él me apuntó. ¿Cuántos infiltrados tiene?
—Ty dolzhna idti, Mía (Debes irte, Mía).
—Net (No).
—¿MiHi? —decido intervenir.
—Ne bespokoysya obo mne (No te preocupes por mi) —dice el hombre. Me analiza con la mirada, pero luego toma el rostro de MiHi y besa su frente. Me remuevo incómodo —Uvidimsya skoro (Te veré pronto).
MiHi asiente y me extiende la mano. La tomo sin dudar, dejamos al hombre quien se incorpora para ir por otro camino, cubriendo su brazo. MiHi me guía hasta la parte trasera del yate, justo por donde entramos.
—Debes confiar en mí —dice, sujetando mi rostro con ambas manos. Algo en su mirada me dice que no la deje, pero mi miedo y terquedad me obligan a mantener mi agarre en su cintura —Debes salir de aquí.
Niego.
No la dejare aquí.
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