Capítulo 17

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Scarlett

Pasé todo el día de ayer, domingo, tirada en la cama sin hacer nada. Sabía de buena mano que todos los estudiantes teníamos el fin de semana libre para interactuar entre nosotros, para hacer planes juntos dentro del castillo (puesto que seguía sin tener claro si se nos permitía salir de la academia). Sin embargo, ese tipo de actividades sociales no eran de mi agrado. Después de haber pasado veinte años de mi vida en el orfanato con niños de diferentes edades que iban y venían (y siendo la única vampira entre ellos), no empezaría a cambiar mis costumbres por haberme mudado aquí.

Por lo que, con la compañía de Bamba en su forma corpórea, ocupé las horas dándole caricias. La adoraba. La quise desde el mismo momento en que apareció en mi cuerpo aquella noche para conferirme mis poderes y así poder defenderme de aquel vampiro que intentó matarme. Me encantaba todavía más que ella fuera una serpiente. Sentía un enorme y extraño apego por esa clase de ofidios. No estaba segura de donde provenía esa afición que tenía por ellos, pero allí estaba. Latente dentro de mí.

Además de ello, amaba el tacto de sus escamas. Bamba paseaba su lánguido cuerpo por mi piel desnuda, provocándome sendos cosquilleos que me resultaban de lo más agradables. Incluso habían terminado relajándome tanto que, en algún punto de la tarde, terminé por dormirme y no me desperté hasta que sentí el impacto del sol dándome de lleno en la cara. Y, teniendo en cuenta lo mal que había dormido esa noche, con aquel extraño sueño de la muerte de Cleopatra y su dolor (que había sentido como si fuese el mío propio), no me extrañó en lo más mínimo que hubiese caído rendida de esa forma.

Cuando comprobé la hora en el reloj del teléfono que reposaba sobre mi mesilla de noche, me di cuenta de que había dormido más de quince horas seguidas y que tan solo me quedaba una hora para ir a la primera clase. A veces me sorprendía que pudiera dormir del tirón durante tanto tiempo. Tal vez, en vez de un vampiro, yo era alguna nueva especie de oso con colmillos y sed de sangre.

Me levanté de la cama sintiendo como Bamba se movía sobre mi estómago, acomodándose. En ocasiones la envidiaba. A mi también me hubiese gustado seguir tirada durmiendo en lugar de tener que ir a escuchar lo que los profesores tuvieran que explicar hoy.

Encaminé mis pasos hasta el armario y lo abrí para agarrar el uniforme y meterme en el baño con él. Sorpresa la mía cuando vi que dentro del mueble tan solo se encontraba la ropa que yo había traído (por fin me había decido a guardar mis escasas prendas en su interior) y el traje de deporte. Caí entonces en que el día anterior había llevado el uniforme a la lavandería y ni siquiera me había molestado en ir a recogerlo.

Maldije a todos los dioses por ello. Lo último que me apetecía recién levantada era tener que saltarme mi ducha matutina y encima tener que bajar cinco plantas para ir a buscar la ropa y luego tener que volver a subir esos cinco pisos de nuevo.

Quise golpear algo para desahogarme por mi estupidez.

Cerré la puerta del armario con un fuerte golpe. A regañadientes y frustrada me acerqué hasta la silla del escritorio y me puse la ropa que utilicé ayer. Al volver de la lavandería me había vuelto a poner el pijama por lo que las prendas se encontraban limpias. Me vestí rápido y agarré la llave de la puerta antes de salir. Bloqueé la cerradura y me encaminé por el pasillo.

Daba gracias por haberme encontrado con Niki el día anterior y que él me hubiese conducido hasta la sala de limpieza. El lugar no había sido difícil de encontrar (no como la enorme biblioteca del castillo) y ahora sería capaz de dar con ella por cuenta propia. A decir verdad, el chico me había caído verdaderamente genial. Nuestro encuentro y el primer intercambio de palabras no se había parecido en nada al que había tenido con Jay o Jungwon.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐁𝐎𝐔𝐍𝐃: 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕  | ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora