Capítulo 18

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Jake

Jamás, en mis veintiún años de vida, había visto a alguien sufrir del modo en que lo estaba haciendo ella. Tirada en el suelo, sacudiéndose por los espasmos que el dolor le debía de estar provocando, gritando de una forma tan dolorosa en la que podría incluso llegar a desgarrarse la garganta.

Todo mi cuerpo se paralizó al contemplar aquella escena.

Ninguno de nosotros parecía ser capaz de entender que era lo que le estaba sucediendo. ¿Cómo había pasado de estar hablando con nosotros tan amigablemente a encogerse sobre si misma mientras gritaba de forma agónica? Mi cerebro se desconectó de la realidad sin ser capaz de procesar la secuencia de imágenes que se desarrollaba a escasos centímetros de donde me encontraba.

Ni siquiera sabía qué hacer para poder ayudarla.

Debido al estupor, un gemido ahogado escapó de mi boca justo en el momento en que percibí un intenso olor a carne quemada. Miré en todas direcciones.
¿De dónde provenía? ¿Y por qué lo captaba con tanta intensidad?

Me fijé de nuevo en ella.

Sus manos se aferraban con fuerza a la capa de tela que envolvía sus brazos, como si quisiera utilizar sus uñas para hacerlas jirones. La voz de Jungwon se alzó por detrás de mí, sugiriéndole que se desvistiera, y unos pasos torpes cortaron por encima de los gritos de Scarlett. No conseguía entender en que podría ayudarle que se quitase la ropa (que con tanta vehemencia ella misma parecía querer arrancar de su cuerpo), pero ella no se lo planteó demasiado y, siguiendo sus palabras al pie de la letra, comenzó a desprenderse de las dos capas de tela que le cubrían el cuerpo.

Mi cabeza no dejó de darle vueltas a la solución que había aportado Jungwon. ¿Acaso él sabía algo que nosotros ignorábamos? ¿Por qué pensaba que, desprendiéndose del uniforme, lo que fuera que le estaba sucediendo a ella se detendría como por arte de mag...

Los ojos se me abrieron como si quisieran escapar de las cuencas. Todo rastro de color debió de desaparecer de mi rostro al tiempo que una máscara de horror se adueñó de ella ante lo que estaba viendo.

Todo su cuerpo. De un color rojo intenso y con grandes ampollas, producto de las innumerables quemaduras, que parecían a punto de explotar.

Era como si el infierno hubiera anidado en su cuerpo y estuviera buscando una forma de salir de él. La parte posterior de su tronco era la que peor había salido paradas (y la que había sufrido las peores heridas). En carne viva, la capa de dermis de su espalda había desaparecido casi al completo. Tiras de piel quemada estaban suspendidas hacía afuera, amenazando con abandonar su cuerpo. El músculo había quedado parcialmente expuesto.

Escuché varias expresiones de horror y sorpresa provenir de los chicos, y la mía propia se unió a la de ellos.

Mi mente era incapaz de procesar nada de lo que estaba ocurriedo. Tan solo podía observar, con una mezcla de sentimientos, como la chica estaba sufriendo a escasos centimetroa de mí.

Era horrible verla en ese estado, sin poder hacer nada para ayudarla o para reducir o eliminar su dolor.

El último grito de agonia que salió de los labios de Scarlett fue lo único que necesité para salir del estupor en el que me había sumido.

Los engranajes en mi cerebro se activaron y empezaron a trabajar a toda velocidad, formano una idea que podría ayudarla.

Pude sentir a Coral, mi familiar y protectora, removiéndose sobre mi pecho en cuanto averiguó lo que me disponía a hacer. Su movimento era un claro indicio de lo que iba a suceder a continuación. Alcé mi mano derecha hacia al cuerpo de Scarlett y empecé a notar el leve  cosquilleo que precedía a la utilización de mis poderes. La frescura del agua se acumuló en mi palma antes de salir disparada en dirección a ella, empapándola de los pies a la cabeza.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐁𝐎𝐔𝐍𝐃: 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕  | ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora