Capítulo 8

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En el interior del castillo

Los sinuosos y desiguales escalones me conducían a la parte superior del torreón. Mis pies sobresalían en cada peldaño, lo que no hacía más que hacer que me preguntara si quién los diseñó fue un duende. Incluso a mí, quien calzaba una talla treinta y ocho, pie pequeño allá donde se mirara, la mitad de mi talón quedaba flotando fuera de cada superficie.

Llegué al final de la escalinata, encontrándome con la puerta oscura que siempre permanecía cerrada bajo llave. Solo nosotros conocíamos este lugar, pues éramos quienes más tiempo llevábamos en este lugar, por eso la llave permanecía en nuestro poder y nadie más se atrevía a subir aquí (puesto que, además, estaba totalmente prohibido).

Alcé la mano y toqué con los nudillos varias veces sobre la gruesa madera, esperando una respuesta del interior. En menos de un segundo, alguien abrió la puerta. Subí el último escalón que me quedaba y me adentré en aquella habitación que hacia tanto tiempo que no utilizábamos. Eran pocas las veces que nos reuníamos por un asunto de suma importancia, la última fue casi una década atrás, pero este caso había sido una emergencia de color dorado que requería nuestra presencia inmediata.

Saludé a todas las personas allí reunidas, dándome cuenta de que habían estado esperando por mí. Ya todos habían ocupado sus lugares habituales, desperdigándose a lo ancho de aquella pequeña estancia.

La oscura habitación nos envolvía a todos como si no fuéramos más que otro par de sombras que le pertenecían. Jamás nos molestábamos en encender las luces, ya que nos conocíamos cada rincón de la diminuta sala (tal vez incluso demasiado para todos los que éramos).

Tomé asiento en el sillón individual que siempre reservaban para mí.

—Entonces, ¿es ella? —quiso saber.

—No hay dudas, el color de su aura la delata. La chica no debe saber de que se trata e incluso ella puede no haberse dado cuenta de que, aunque el alma roja de Scarlett es lo bastante poderosa como para ocultarla, esta tiene grietas por las que se la puede percibir.

—No puedo creer que haya sido tan estúpida cómo para cometer de nuevo el mismo error y habitar otro cuerpo vampírico.

Tenían razón. El aura dorada rodeaba a Scarlett cómo una segunda piel. Había quedado lo bastante claro quien se encontraba en su interior la primera vez que la vi, pero en su último examen, cuando había estado peleando con Jay, había sido cómo si la personalidad de esa alma se hubiese apoderado de ella. No había quedado ningún rastro del color rojo de su aura mientras repartía puñetazos y patadas a su contrincante. Era cómo si se hubiese convertido en una persona totalmente diferente.

Y eso no podía ser nada bueno. No podía ser que Scarlett hubiese asimilado a la otra persona que estaba escondida bajo su piel, ¿verdad? Normalmente cuando ella habitaba un nuevo cuerpo y conseguía recobrar todas sus fuerzas, se hacía con el completo control de esa persona, consiguiendo que esta quedara sellada. ¿Sucedería lo mismo en esta ocasión?

—Más estúpida habría sido si lo hubiese hecho en uno humano —contraatacó con una risa sarcástica.

—Por lo menos en esta ocasión ni siquiera hemos tenido que salir a buscarla, ella misma ha venido hasta nosotros como una estúpida. Tal vez solo por eso deberíamos hacer la estancia de Scarlett aquí más entretenida —la sonrisa perversa que podía ver gracias a la poca luz que entraba por el ventanuco frente a él consiguió ponerme los pelos de punta.

—No podemos dejar que trate de seguir proliferando nuestra raza y nos controle como si no fuéramos más que marionetas.

—Debemos acabar con ella.

—Pondremos en sobre aviso a la organización Bloodbound. Esta vez será la definitiva, no dejaremos que Cleopatra vuelva a la vida en otro cuerpo humano o vampiro.

Si bien no siempre había estado con ellos durante la elaboración de los planes para la eliminación de la reina del Antiguo Egipto (pues todos ellos eran un par de siglos y décadas mayores que yo, aunque no los aparentaban), conocía el nombre de esa asociación a la perfección: mi hermano pertenecía a ella. Él era una de las manos derechas del fundador y quien se encargaba de rastrear a Cleopatra y, junto a su grupo, darle muerte.

—Necesitaremos recolectar más información sobre esa chica. ¿Scarlett Knight?

Confirmé sus palabras con un leve asentimiento de cabeza. La primera vez que vi su apellido, me sorprendí de que se pareciera tanto al mío, tan solo nos diferenciaba que el suyo contaba con una "k" al principio.

El sonoro golpe sobre la mesa central me sacó de mis extraños pensamientos. Observé aquella carpeta por la que parecían querer escaparse un par de hojas. Distinguí una pequeña foto en la parte superior derecha de la primera página y supe enseguida de que se trataba: el expediente completo de Scarlett.

A mi lado, él extendió el brazo para agarrar los documentos y darles un vistazo. Suponía que el poder moverse entre las sombras le confería también la habilidad de poder ver en la oscuridad cómo si fuese de día.

—¿Orfanato Littlewood? ¿Nancy Knight?

Ambos nombres trajeron recuerdos lejanos a mi memoria. Nancy había sido profesora en esta academia antes de decidir que, ya que amaba cuidar de adolescentes y niños por igual, quería hacer algo bueno por la humanidad y decidió ir a trabajar a esa institución. En ocasiones, recordaba todo lo que vivimos con ella cuando estaba aquí.

—Creo que hemos encontrado la clave —nos hizo saber—. Te encargarás de acercarte a ella y ganarte su confianza para poder conseguir más información sobre ella. Partiremos con nuestro plan de hacer su estancia aquí el doble de emocionante desde ese momento.

Se me había impuesto una nueva misión.

—Pero, ¿estamos seguros de que no sabe quién se esconde en su interior? Durante su combate con Jay parecía que Cleopatra se había apoderado de ella.

—Será también parte de su trabajo averiguarlo —ya tenía por dónde empezar.

—Supongo que no hay ninguna duda de que estará en la clase de estudiantes con doble color en su aura. De esa forma será muchísimo más sencillo tener nuestros ojos sobre ella.

Ninguno puso alguna pega sobre el grupo al que se le asignaría, así que suponía que nuestra pequeña reunión había llegado a su fin.

Empezaba de nuevo la caza de Cleopatra y, esta vez, no pensábamos fallar. Acabaríamos con ella a como dé lugar.

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐁𝐎𝐔𝐍𝐃: 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕  | ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora