Capítulo 24

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Scarlett

Caminé rápidamente hasta ellos. Los tres se dieron la vuelta a la vez, captando el sonido de mis pasos. Les sonreí con una amplia sonrisa, revelando mis colmillos. Sus ojos se abrieron como platos al observar mis largos y afilados caninos junto con el color de mis ojos. El miedo que sentían era el mejor aperitivo que podían darme.

Vi como la chica, sin nombre, abría la boca, de seguro dispuesta a gritar. Mi mirada se centró al instante en ella.

Cierra la boca —puse en práctica la coerción que habíamos aprendido la clase de control de mentes.

Vislumbré un ovillo de lana rosa en mi cabeza. El principio del cordel estaba en mi mano, mientras que el otro extremo se encontraba atado alrededor del cuello de la humana. Tenía total poder sobre ella.

En contra de su voluntad hizo lo que le había ordenado. Su cuerpo empezó a temblar al tiempo que con la mirada pedía ayuda a sus amigos, pero estos se encontraban demasiado ocupados teniendo miedo de mí. El que estaba en pie, Callum, di un paso atrás. Luego dio otro más y, en cuanto capté que su intención era salir corriendo y abandonar a sus amigos a su suerte, me enfoqué en él mientras seguía manteniendo la orden sobre su amiga.

No te muevas —le ordené.

Una nueva bola de pelo apareció entre nosotros, en esta ocasión de color verde oliva. Mi sonrisa se amplió cuando comprobó que sus pies parecían haberse anclado al suelo.

Tenía a ambos chicos en la palma de mi mano.

Me acerqué entonces hasta el tercero de ellos. Aidan seguía sentado en el suelo, intercambiando la mirada entre sus dos amigos. No entendía que era lo que les sucedía. Y tampoco lo comprendería nunca. Detuve mis pasos junto a él y me agaché hasta quedar a su altura. Sus asustados ojos se encontraron con los míos, a apenas treinta centímetros de su cara. Vi como tragó saliva con fuerza y perlas de sudor empezaban a aparecer en lo alto de su frente.

Paseé la mirada por su rostro, bajándola por la palpitante y notoria vena en su cuello, hasta llegar a su rodilla. La sangre todavía seguía manando de ellas, aunque en menos cantidades.

Salivé del deseo.

Su mano cubrió la herida, tratando de frenar el sangrado y de ocultarla. Mis dientes chirriaron ante el desagrado. ¿Cómo se atrevía? Pero, para mi satisfacción y su horror, el remedio había sido peor que la enfermedad. Por tratar de detener la coagulación, lo que había conseguido es que diminutos regueros de esta se escaparan por entre los dedos.

Aparta la mano —Aidan se vio obligado a hacer lo que le dije.

¿Me importaba estar controlando las mentes de estos tres chicos? En lo más mínimo. Los humanos eran los causantes del exterminio de nuestra raza. Así que si algunos de ellos corrían el mismo destino tan solo conseguiría equilibrar la balanza.

Su brazo empezó a temblar al tiempo que dejaba a la vista de nuevo su herida. Inspiré hondo, embriagándome de la fragancia. Ningún perfume podía ganar este aroma tan delicioso. Pasé la lengua por mis labios, preparándome para el festín.

—Por favor, no nos hagas daño.

Volví a enfrentar su mirada. Las lágrimas se habían acumulado en los ojos y algunas de ellas ya rodaban por sus mejillas. ¿De verdad estaba llorando e implorando por su vida de esa manera tan patética? Casi me eché a reír. ¿Qué tendría, veinte pocos años? ¿De verdad iba a llorar como un bebe? Los nuestros también rogaban que no los mataran, que tenían familia y, aun así, la muerte era lo único con que los obsequiaban.

No iba a conseguir ablandar mi corazón.

El mismo que uno de mi propia raza había intentado arrancarme en una ocasión.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐁𝐎𝐔𝐍𝐃: 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕  | ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora