Cap 36

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Por otro lado, el tambor que acompaña la percusión es particularmente fascinante. Y al final dejo de darle vueltas. Así que muevo las caderas dejándome llevar por ese torbellino de sensaciones. Es salvaje, sensual. Muevo el cuerpo y ondulo el vientre.

Me doy cuenta de que Jefnier me está mirando. Me gustaría saber lo qué está pensando ahora mismo. Su mirada es misteriosa e indescifrable. Dibujo una sonrisa.

Por primera vez en varios días, me siento bien. Soy yo misma. Una mujer feliz a la que le gusta que un hombre como él le mire de esta manera. Jefnier está a mi lado ahora. Noto su cuerpo a pocos centímetros de mí. Me estremezco una fracción de segundo, luego... me acerco para pegarme a él. Es electrizante.

Insensiblemente, las palabras de Joe se van desarrollando con el tempo. Se ha vuelto todo más metálico, más rudo, más brutal. Escande, arrebata, emociona. Mi baile lo repercute. El de Jefnier también.

Me doy la vuelta, poniéndome de espaldas a él, y ahora estamos cuerpo a cuerpo, luchando casi uno contra otro. Su pecho, pegado a mi espalda, sus manos sobre mis caderas.

Le noto pegado a mí, rozándome, abrazándome. Sigue mis movimientos mientras la voz de Joe suena a nuestro alrededor. Ya no hay nada más. Nosotros, la música. Eso es todo. Aprovecho un sutil cambio de tonalidad en la música para darme la vuelta y
ponerme de cara a él. Me choco con su potente torso. Parece que Jefnier se ve atrapado por sus deseos y me retiene junto a él apretándome con las manos.

Ni intento apartarme. Esta cercanía es absolutamente divina. Aprovecho para levantar los brazos ante mí, y pongo las manos sobre su pecho. Llega hasta mí su perfume, una mezcla de fragancias viriles y olor a madera. Me embriaga inmediatamente. Y mientras sus manos vienen a posarse a cada lado de mi vientre para hacerme bailar, yo busco sus ojos.

Se cruzan nuestras miradas, ardientes, febriles. No se puede negar que hay algo. Una conexión inexplicable y perturbadora. Me está incitando a menearme aún más, marcando sus movimientos en mi cuerpo. Sigo su ritmo y copio sus movimientos. Nuestras cinturas se acercan, se rozan, se buscan y se apartan. Nuestros ojos, por su parte, no se separan. Y luego, de repente, se para la música. Me quedo quieta al instante, como si no pudiera moverme de pronto.

El silencio inunda el salón y nos quedamos así, sin aliento, mirándonos. Las manos de Jefnier van subiendo por mi espalda. Me rozan y me entra un escalofrío. Una se queda parada en la parte baja de mi espalda mientras que la otra sigue subiendo. Se desvía poco a poco hacia mi pecho y encuentra mi cuello antes de inmobilizarse finalmente en mi mejilla.

Yo no he parado de mirarle a los ojos. Él tampoco ha apartado la mirada. Sus ojos ardientes me han devorado sin pausa. Su pulgar empieza a acariciar mi piel. Muy suavemente, me acaricia la mejilla. Luego, avanza poco a poco hasta tocar la comisura de mis labios. Giro ligeramente la cabeza, y su pulgar pasa sobre mi boca. Es exquisito..

Y mientras empieza a sonar otra canción, Jefnier me aprieta a él. Es brutal y bestial. ¡Es Jefnier puro y duro! No le resisto y me pego a su torso abrazándo su cuerpo.

Nuestras bocas se buscan y se encuentran. Nos besamos con pasión. Cuando su lengua trata de abrirse camino hasta la mía, le abro el paso. Su abrazo es delicioso. Es un beso salvaje y entusiasta. Una mezcla de fuego y de hielo.

Es muy agradable. Quiero aún más y me dejo llevar totalmente entre sus brazos. Pero, de repente, me doy cuenta de lo que estamos haciendo. Dos sentimientos opuestos se entremezclan en mi mente.

Deseo a Jefnier, pero no puedo permitirme perder la cabeza por su culpa. Doy dos pasos atrás, separándome suavemente de sus labios.

¡Vaya mierda! ¡Yo no vine para esto! ¡He venido aquí para salvar a mi hermano, no para caer en brazos de la mismísima tentación!

Cojo rápidamente mi llave USB y voy hacia la puerta. Jefnier ni se ha movido.

—Jessica: "Yo... Tengo que... ¿No teníamos algo que hacer?"—

Me dirige una mirada sarcástica, claramente desenfadada. Supongo que me va a salir con algo mordaz en pocos segundos.

—Jefnier: "¡La veleta ha hablado! Vas a tener que saber lo que quieres. No me gusta mucho cuando cambias de dirección así."—

Hago un esfuerzo por no contestar, ¡pero que no me ande buscando demasiado o le clavo mis tacones en la boca!

La mirada socarrona de Jefnier me desafía. Veo la satisfacción de su cara por haber tenido la última palabra. (¿Ah si?)

—Jessica: "¡No te molestes, pero he preferido dar media vueta! ¡El panel de "atención peligro" estaba parpadeando justo delante de mí!"—

Malicioso, Jefnier se me acerca. Doy un paso atrás de manera automática. ¡Si me vuelve a besar, creo que me lo como! ¡Y ahora mismo, no es el mejor momento! Ya he sido demasiado ingenua así!

—Jefnier: "No me digas que no te ha gustado..."—

Su mano se acerca peligrosamente a mi mejilla. Analizo su mirada antes de girar la cara para evitar que me toque.

—Jessica: "¿Qué quieres que te diga?! Así es la vida..."—

—Jefnier: "¿La vida? ¿Dónde se ha metido la chica que quería comerme la otra noche, parecía que le gustaba? ¿Tienes una hermana gemela diabólica?"—

—Jessica: "Vas a tener que acostumbrarte y aceptar que la vida no es pan bendito, querido! ¿Te crees que te lo mereces todo? ¡Desengáñate!"—

—Jefnier: "¿Quién es la auténtica jessica? ¿La descarada dispuesta a seducirme por su hermanito o la que se aparta en cuanto se pasa de la raya?"—

¡Está empezando a hartarme de verdad! Me doy prisa en cortar por lo sano esta discusión sin pies ni cabeza.

—Jessica: "Bueno, i¿no tenemos nada más que hacer que interesarse por mí ahora mismo?!"—

—Jefnier: "¿Cómo saber a quién tengo en frente? ¿Cómo saber si no vas a pasar de un tema a otro de nuevo, como haces a menudo?"—

Le clavo los ojos y me aparto con un gesto rabioso esa mano que insiste en querer tocarme la piel. ¡Se acabó el juego!

𝕻𝖊𝖑𝖎𝖌𝖗𝖔 (lunay-Jefnier Osorio )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora