Cap 47

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Recupero poco a poco el aliento. (¡Ya está! ¡Lo hice!)

Luego, no se oye nada a mi alrededor. La gente avanza un poco y se ponen la mano en la frente para ver a lo lejos. Me doy la vuelta y veo las luces traseras de los vehículos hacerse pequeñas a toda velocidad. ¡Ya hemos hecho algo!

Miro a mi derecha y encuentro a Jefnier observándome, inmóvil. Ya puede esperar sentado este. Creo que le voy a arrancar la cabeza por haberme puesto aquí. ¿Pero está loco o qué? Podían haberme atropellado. ¡Esos pilotos están locos de remate!

Dejo atrás el lugar en el que me habían situado y me dirijo hacia él haciendo resonar los tacones.

—Jefnier: "Pero bueno, fierecilla. ¡Se te ha dado muy bien para ser la primera vez!"—

Me paro delante de él y me cruzo de brazos, haciéndome un poco la molesta.

—Jessica: "¿Te has alegrado la vista, espero?"—

—Jefnier: "¿De qué me estás hablando?"—

Su cara falsamente sorprendida no me hace efecto. Le fusilo con la mirada y le apunto con un dedo en el pecho. Baja lentamente la mirada hacia sus pectorales para darme a entender que mi gesto es ridículo.

—Jessica: "¡Sabías que habría una ráfaga de viento y no me dijiste nada!"—

Jefnier aparta mi dedo con un gesto tranquilo antes de clavar su mirada en la mía.

—Jefnier:"Habría echado a perder la sorpresa. Confiesa que te ha gustado, ¿no?"—

—Jessica:"Fue una sensación bastante emocionante... Pero aun así te arrepentirás."—

—Jefnier: "Si te lo hubiera dicho, me habría privado del placer de admirar tu faldita levantándose."—

—Jessica:"¡Me hubría gustado verte a ti en mi lugar! La próxima vez, te pones tú, y yo te presto mi faldita si tanto te gusta..."—

Se echa a reír con ganas antes de asomarse y mirar por detrás de mi espalda.

—Jefnier: "Creo que te andan buscando."—

Me doy media vuelta y veo que ya hay otros dos coches colocándose en la línea de salida. Me aprieto el tabique antes de suspirar.

—Jefnier: "Venga, no les hagas esperar. Y guárdame tu braguita a salvo para el final de la noche."—

Clavo mis ojos en la mirada divertida de Jefnier durante un corto instante para hacerle entender que su bromita machista no me afecta lo más mínimo. Pero pasa de mí totalmente. Me mira de pies a cabeza. Tengo la sensación de que toca mi piel solo con mirarme así. Es, a la vez, increíblemente electrizante y deliciosamente ardiente.

Eso me gusta. Esa mirada que me acaricia, que me toca, que casi me desviste. Es tan desconcertante como placentero, y lo disfruto aún más cuando se me queda mirando el escote. Al final, cruzamos nuestras miradas cuando termina de echarme el ojo por todas partes.

Y después de un instante, doy media vuelta con la energía suficiente como para que mi minifalda revolotee alrededor de mis piernas. ¡Estoy segura de que ha aprovechado este tipejo! Por lo que parece, eso es lo que quiere ver, así que lo hago aposta para volverle loco.

Vuelvo a mi puesto, un poco menos tensa que antes. Las luces de los coches me iluminan y, estando a contraluz, solo distingo las sombras de alrededor. Entre ellas, a Jefnier. No necesito verle, noto su mirada puesta en mí. Como una manta o una mano que intenta desvestirme.

Le sigo el juego con cierto gusto. Poner ojitos y hacer monerías solo por darle el gusto a esos señores. Después de todo, dicen que el ridículo tampoco mata. Así que intento calmarme como puedo. El ambiente de la calle está a tope. Sigue sonando la música y las apuestas se hacen con gran discreción.

𝕻𝖊𝖑𝖎𝖌𝖗𝖔 (lunay-Jefnier Osorio )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora