Cap 12

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Jefnier cede primero, y se dirige hacia la entrada para coger en una bandeja las llaves del coche y se pone a agitarlas delante de mi. Le miro, pasmada. ¿Se está burlando de mí? ¡Me está tomando por un perrito que se excita cuando le enseñan la pelotita!

—Jefnier: "¿Vienes? Solo faltaría que me perdiera a mi hermano y a los otros invitados cuando lleguen..."

—Jessica: "¡Ya!"

Decido no contestar mientras Jefnier me acompaña al exterior. Me paro un segundo para observar la vista que se extiende desde el umbral de la puerta.

La piscina brilla bajo la luz de la luna y veo a Joe hablando por teléfono mientras que un equipo está instalando un monton de material en una mesa. Con lo curiosa que soy, estaba claro que eso iba a llamar mi atención.

—Jessica: "¿Qué está haciendo?"

Jefnier sigue mi mirada y me dedica una sonrisa que habla por sí sola.

—Jefnier: "Va a calentar el ambiente! Venga, ven."

Muy a mi pesar, me quedo un segundo más observando a Joe y su equipo afanándose.

—Jefnier: "Después de ti, fierecilla..." Ha llegado hasta el coche y me está abriendo galantemente la puerta de tijera del pasajero. Me acerco a él e inclino la cabeza a modo de agradecimiento.

—Jessica: "Cuánta amabilidad viniendo de un dominguero... ¡Gracias!"

—Jefnier: "Pues parece que te gusta... ¿o me equivoco?" Ignoro su comentario y me monto en el deportivo, me muero de ganas de oír rugir este bólido.

Jefnier rodea el coche mientras yo me instalo en el confortable asiento de cuero, Se instala al volante y me hace una mirada muy elocuente.

—Jefnier: "Bueno... ¿Te gusta?"

—Jessica: "Absolutamente, ¡bueno, venga, arranca!¡Quiero oír como ruge la bestia!" Jefnier se echa a reír antes de girar el contacto. El motor se pone a ronronear suavemente, y yo me deleito con ese sonido.

—Jefnier: "Abróchate el cinturón, querida. No me gustaría que te hicieras pupa si meto la segunda."

Le hago caso, a pesar de su actitud machista, y me recorre un escalofrío de excitación cuando empieza a avanzar.

Avanzamos tranquilamente durante algunos metros, luego, cuando se dibuja el ramal de la autopista, Jefnier acelera de golpe. La aceleración me pega al asiento sin prevenir, y me da un subidón de adrenalina. Incluso si estoy acostumbrada a la velocidad, reconozco que esta máquina es muy potente. Retengo la respiración impregnándome en esta intensa ola de sensaciones.

—Jefnier: "¿Qué te parece...? ¿Te satisface la potencia de la bestia?"

—Jessica: "¡Yo digo que no está mal para empezar! ¿Estábamos en fase de calentamiento, no?"

—Jefnier: "¿En fase de calentamiento, dices?"

Inmediatamente, Jefnier pasa un dedo por detrás del volante para aumentar la velocidad, de repente, el Lamborghini incendia el asfalto, dejando salir del motor un rugido impresionante.

Mi espalda se clava en el asiento de cuero mientras que mi mirada se fija en el paisaje que va desfilando ante nosotros a toda pastilla. Me encuentro en algún lugar entre el placer puro y duro y su apogeo.

Jefnier se posiciona en el carril de la izquierda y va adelantando uno a uno a todos los coches que hay delante. (¡Hasta la vista, chatarras!)

Le echo discretamente una mirada a Jefnier que parece estar muy concentrado y totalmente en su salsa, Su soltura y su tranquilidad casi que me impresionarían. Está como apaciguado. Conducir de esta manera debe procurarle una sensación de plenitud. Un poco como a mí estando a su lado.

Casi que siento como un pinchacito en el corazón al pensar que tengo que manipular a este guapetón para obtener lo que quiero, Circulamos así durante un rato antes de que Jefnier coja una salida para dejar atrás la autopista.

A medida que va bajando la velocidad, voy recuperando poco a poco mi facultad de pensar. Intento dejarme llevar y concentrarme en el momento actual, Pero no lo consigo. El corto plazo que le han dejado a mi hermano para que reembolse su deuda me viene a la mente.

¡Jason está en peligro y no puedo hacer nada! La situación es desesperante. Mierda. ¡Estoy cagada de miedo!
¡Mi hermano anda haciendo el tonto y soy yo quien tiene que sacarle de esta mierda metiéndome con un tipo como Jefnier!

¿Y si Jeimax tuviera razón? Si le explico la situación a Jefnier, puede que me ayude... ¡Lo más sencillo sería preguntarle sin andarse con rodeos! ¡Y sin esperar que Jeimax me haga de intermediario! Eso me evitaría tener que confesarle a Jefnier que le he tomado por un tonto desde el principio.

𝕻𝖊𝖑𝖎𝖌𝖗𝖔 (lunay-Jefnier Osorio )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora