UN PEQUEÑO SECRETO (3/4)

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Nuevamente las esperanzas de un embarazo fueron fallidas. El día en que se presentó la menstruación de Helena, estando juntos en la cama por la noche, Rodrigo notó en ella la tristeza, se recostó sobre sus muslos para acariciarlos y besarlos, le levantó el camisón para besarla en el vientre, pero esta vez Helena no río, —"Te amo" — le dijo y ella como si no lo hubiera escuchado.

—Ya hice cuentas amor, la primera vez que lo hicimos siendo novios, yo era fértil y a la que le terminan adentro cuando está en periodo fértil se embaraza ... ¡Te debiste haber casado con otra!

Él la abrazó, la besó, recostó su cabeza sobre su pecho y le dijo:

—¡No amor! No digas tonterías. Tú eres la mujer más maravillosa del mundo, me casé contigo porque te amo y quiero vivir mi vida a tu lado ¡Eres lo más importante en mi vida! ¿Está claro?

—¿Aunque no te pueda dar hijos? —Preguntó con voz llorosa.

—Te amo a ti Helena y tú eres lo único que me importa en esta vida.

Al terminar de menstruar Helena fue a ver a su amiga ginecóloga para su chequeo y mientras ella la revisaba y le tomaba la muestra le platicó su problema; La doctora la escuchó con atención y ya sentada frente a su escritorio, escribió en una receta y se la dio a Helena.

—Como tú ginecóloga, te veo muy bien, pero en esto mi opinión es intrascendente ya que carezco de los estudios necesarios para hacer un diagnóstico. Lo que te recomiendo es que hagan una cita y vayan a esta clínica de fertilidad, ahí les van a hacer estudios especializados y les darán un buen diagnóstico—Y bromeando le dijo—Tal vez solo les haga falta es coger.

—En eso abusamos —respondió riendo y se despidió de su amiga con un beso en la mejilla.

Helena quedó convencida y a su vez convenció a su marido, por lo que hicieron la cita, les dieron la instrucción de presentarse después de pasados cinco días sin que Rodrigo eyaculara para tomar una muestra de semen y así lo hicieron. Ya en la clínica Rodrigo pasó solo con el urólogo, al salir de la clínica, ya dentro del auto Helena comentó

— Nos agarraron de conejillo de indias— El en tono molesto respondió

— ¡Imbécil urólogo! Me reviso todo— Dijo levantando su dedo índice y agregó— ¡Y que preguntas me hizo! ¿Alguna vez ha embarazado a una mujer? ¡A muchas, yo solo vengo a que me metas el dedo por el culo pendejo! ... Y otras que te debió preguntar a ti— Helena lo vio extrañada y él le dijo: —Me preguntó si se me paraba bien la verga, que si se mantenía dura hasta el final, que si me vengo lo suficiente o solo te echo dos gotitas.

Helena se rio y respondió:

—Si me hubieras dejado entrar yo le respondía.

—¿Para qué vieras como me metía el dedo por mi trasero?

—¡Ay amor! ¿Cuándo se les quitará ese machismo estúpido? ... Que un médico te revise, no te hace homosexual, es como si dejarme revisar por la ginecóloga me hiciera lesbiana.

Quedaron en silencio unos segundos y Rodrigo agregó:

—No deberían dejar a las esposas afuera del privado cuando nos dan el frasquito para la muestra de semen... Sería más fácil darle el frasquito a la esposa y decirte —"Ya sabe que hacer señora".

—¿Y cómo la separan de la saliva? — Preguntó Helena riendo.

Días después en la clínica estando los dos frente a un especialista en fertilidad en tono seco les dijo:

—La señora no tiene problema —Miró a Rodrigo diciendo —Su estudio refleja una criptozoospermia.

— ¿Y qué es eso?— preguntó un visiblemente incómodo Rodrigo por la actitud del médico.

Censurado Vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora