JUEGOS DE SEDUCCÓN (2/3)

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—...Mañana debo levantarme temprano, tengo que trabajar— le cuento mientras pongo mi mejor cara de frustración, no quiero que se enoje o entienda que no me atrae su compañía.

—Es verdad— responde mientras con un gesto llama al mesero pidiendo la cuenta.

—¿Tú vas a cenar? – me preguntó con gesto grave.

—Siempre algo ceno, si no lo hago, me cuesta conciliar el sueño— le digo.

—Ok. Ven a casa tengo algo rico para cenar que preparé por la tarde pensando en invitarte— me contesta seriamente sin ninguna chance a que me niegue.

Pagamos la cuenta y pusimos rumbo hacia su casa. De camino intercambiamos nuestros números de teléfonos, y le explico cómo llegar hasta mi casa, desde la esquina del bar. Solo a una cuadra y media está el domicilio de Paola.

La puerta del frente de su casa da a una escalera que lleva a una planta alta, la primera habitación es un living muy amplio de forma hexagonal que distribuye a todas las habitaciones de la casa, está todo cuidadosamente decorado y en perfecto orden.

—Ponte cómoda— me dijo Paola.

— Gracias— respondo.

—Qué lindo lugar tienes aquí. Me gusta como lo tienes decorado— agregó a mi comentario.

Miro a mí alrededor y capta mi atención un artefacto con estructura metálica y tubular, de intrincada forma, con algunos soportes tipo almohadillas colocados aparentemente al azar; y en otros lugares, especies de agarraderas acolchadas. Tiene al frente una especie de asiento en forma de V, a la que le falta la unión de los lados, partido al medio, parece una máquina de entrenamiento físico pero no tiene pesas. <¡Muy raro y queda muy feo y desubicado en es living tan bien decorado!>

Escuchó que Paola dice algo y vuelve mi atención a ella.

—No comprendo lo que dices. Habla más fuerte que estoy lejos— le expresó.

—Nada, solo murmuraba una canción—responde

—¿En qué puedo colaborar?— pregunté.

—Ven y pon los individuales en la mesa, cenamos ahí— me responde indicando con su dedo una mesa pequeña en medio de unos sillones.

Busco las cosas en la cocina y las llevó a su lugar. Ella tenía todo preparado. Me senté en la mesa que ya está servida, después veo que llega mi anfitriona con dos copas en una mano y una botella de vino en la otra.

—Bueno ya está todo listo, comencemos a comer— dice sonriendo.

Seguimos charlando mientras disfrutamos la cena y del champagne.

Me cuenta que no hace mucho vive en este lugar, tuvo un terrible desengaño amoroso, encontrando a su pareja con su amiga de años, y que con mucho dolor tomó distancia de su lugar y de su gente, que ésta experiencia, si bien traumática y dolorosa, le sirvió para filtrar a sus amistades y solo mantiene contacto con un par de ellos que cada tanto la vienen a visitar.

—¿Y tu familia?— le pregunté metiendo el dedo en la herida.

—¡Bueno! Es todo un tema de mi familia— responde mientras su cara entristece.

— Ok. Te lo diré ahora ya que sacaste el tema y para no andar con más rodeos— me dice con tono firme.

—Te has percatado de mi situación, ¿¡De mi "detalle"!?— dice mientras con sus dedos hace una seña de asteriscos cuando menciona la palabra detalle.

—Creo que se a que te refieres— respondí.

—He dudado durante un tiempo ¡Y me parece increíble – agregó.

Censurado Vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora