El sonido del teléfono me hizo despertar sobresaltada, desorientada y algo aturdida, sin saber si era de día o de tarde. Me incorporé en un impulso; revisé la hora, no puedo mantener los ojos abiertos, pero igual, presurosa me dirijo en busca de mi teléfono móvil; tengo tres llamadas pérdidas, no reconozco el número; casi ciega apretó el botón para re llamar y al instante atienden, es la voz es Paola.
—Me tienes preocupada – dijo increpándome.
— Hola. No bueno, es que recién me despierto, estoy agotada y adolorida después de la noche que pasamos— respondí tratando de que mi voz sea lo más clara posible.
—Gracias al cielo, me quedo más tranquila entonces— dijo mientras escuché como suspira aliviada.
—Intento recuperarse del ajetreo nocturno. Estoy contractura, necesitaría unos buenos masajes— le dije haciendo un enorme esfuerzo por tener una conversación sensata.
—Ok. Es buena tu ideal — respondió.
— Escúchame ¿Conoces House Relax? – Agrega.
— No, ni idea a qué te refieres— Murmuré.
— Por tu misma calle unos trescientos metros al norte está House Relax, es la vieja casona pintada de color rosa, es la mejor casa de masajes que conozco; si vas pregunta por Anahí, nadie como ella para este tema de los masajes.
Haciendo un esfuerzo mental inconmensurable, trato que el Google Maps de mi averiada cabeza siga la indicación de Paola, pero solo respondo que Sí, por decir algo. Y para no ser cortante agregue: — Ubico muy bien el lugar, siempre paso por delante...Pero nunca he ido a una casa de masajes, nunca pensé necesitarlo; pero hoy creo que es el momento— dije al tiempo que paso mi mano por mi cara quitando el cabello de mis ojos, como si fuera éste la causa de mi imposibilidad para mantenerlos abiertos.
— Te paso en un mensaje el teléfono para que reserves lugar. No te olvides de preguntar por Anahí y luego me llamas y organizamos para vernos— dice Paola con entusiasmo.
—Gracias Pao, espero el mensaje, cuando termine te cuento como me ha ido— contesté.
Mientras voy al baño y enciendo la ducha para darme un baño reparador y despabilante, escuché sonar mi teléfono con tono de notificación, seguro es el mensaje de Paola, con el número para llamar a House Relax... Mientras la tina de baño se llena, casi inconscientemente y solo impulsada por las contracturas y el cansancio marqué el número en el teléfono y esperé que me atendieran.
—House Relax, casa de masajes— una voz muy sensual me saluda del otro lado del teléfono. —¿en qué le podemos ayudar?
—Si. Buenas tardes, necesito un turno para realizarme masajes, si puede ser con Anahí, por favor. — respondí.
— Perfecto, tienes suerte hoy Martes solo me queda libre el último turno a las 7: 00 PM— dijo.
— Está bien ese horario— respondí mientras miro el reloj de mi teléfono móvil que marca las 5: 30 P.M.
— Los masajes completos llevan dos horas, solo descontracturante una hora. —¿Cuál prefieres? —me pregunta del otro lado de la línea.
—Completo— respondí sin pensar.
—Tu nombre por favor. – me vuelve a requerir la bella voz.
— Danna.
—Ok. Bueno, entonces te esperamos a las 7:00— respondió.
Pesadamente, dejé el teléfono y me fui hasta el baño para zambullirme en la tina. El agua estaba algo fría ¡Mejor para despertarme! Tomé el jabón y comencé a pasarlo mi cuerpo, mientras por mi cabeza se pasaban las imágenes de la noche anterior, como en una película a la cuál podía rebobinar y avanzar cuantas veces quiera deteniéndome en las escenas que más me gustan. Recordando momentos, situaciones y me estremezco al darme cuenta que estoy excitada nuevamente. En tanto que sin querer queriendo, mi mano derecha con sus ágiles dedos estaban acariciando mi clítoris, como si tuviese vida propia no lograba despegar mi mano del clítoris.
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Censurado Vol. 3
General Fiction(+18) Serie de relatos eróticos llenos de fantasía y pasión. Todos publicados al azar. ⚠️ ADVERTENCIA⚠️ Nada de lo aquí relatado es real, 100% Ficción. El contenido aquí expuesto es para consumo (+18), lenguaje explícito. Así que si lees mis relato...