18. La toman y la clasista

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Mi primera vez fumando resultó en un análisis profundo de la supuesta magnitud de mis sentimientos hacia Thiago. Se supone que ya estábamos bien, que habíamos arreglado las cosas y que todo volvería a la normalidad, pero aún así sentía una gran necesidad de evitarlo.

Pronto mis excusas nocturnas basadas en tener tarea, no darían resultados. Tenía conciencia de que hablar era el camino correcto, pero temía que mi amistad con Thiago no sea tan fuerte como quería y pensaba, trayendo consigo más problemas.

Era confuso para mi, había estado luchando mucho contra ese pensamiento acerca de que Thiago era un extra para que repentinamente las cosas dieran un giro extraño en el que pasé de que me guste y desear que siempre esté cerca a mi, a querer evitarlo.

No habíamos hecho nada "de adultos", eran puros besos. Aún así sentía que nuestra relación era solo pasional, tenía el presentimiento que algo serio entre nosotros jamás ocurriría. Y aunque apenas tenía quince años y una vida por delante, la idea de perder el tiempo con algo de lo que no estaba segura, no me agradaba.

No sabía cómo explicárselo y lo conocía tan poco que tampoco sabía cómo reaccionaría. Si su decisión era regresar a su país, cosa que no me entusiasmaba porque lo menos que queria era que arruine su carrera por un problema con fácil solución, no sabría cómo explicárselo a mi padre. Bokuto confiaba y estimaba demasiado a Thiago, una decisión tan repentina como regresar sin explicaciones generaría sospecha en su persona. Ni hablar de lo que su madre pensaría y sentiría.

Claro que esta era una suposición extremista. Quizas solo decidía vivir en un apartamento solo para él.

-Te noto muy distraída hoy-Yuji agitó su mano frente a mi rostro-. ¿Pasó algo?

-Para nada-revolví la mezcla que supuestamente nos daría masa para galletas-. Solo es la escuela, este año lo siento muy estresante con tanto entrenamiento.

Esto último no era mentira.

-Deberias descansar un poco.

-Estoy pensando en salir del equipo de mi padre, al menos hasta que resuelva los últimos retoques con mi club. Oikawa inició los entrenamientos del equipo mixto mucho más antes de lo que esperaba.

-Bokuto es un buen padre, te comprenderá-sacó unos cortadores de galletas-. ¡Mira! Los encontré. Sabía que Nanamin había guardado algunos en algún sitio.

-Y tienen formas muy tiernas, no imaginé que Nanami tuviera gustos así.

-Es que no eran para él.

Abrí mis ojos con sorpresa.

-No sé si me corresponda decirlo-se rasco la cabeza nervioso. Luego simuló una mueca de orgullo-. Al contrario de Fushiguro, yo no cuento las aventuras de mi padre.

-Ay claro, y yo seré la madre Teresa.

-Es que él no sale con muchas mujeres-hizo una pausa-. Solo lo ví y me ha comentado de una sola. Estos cortadores eran para ella, pero no se animó a obsequiarselos.

-¿No se animó?

-Si, eso dije. Sorda-rodó los ojos dramáticamente-. La conoció en un voluntariado que hizo el año pasado, lo acompañé y fue la primera vez que lo vi nervioso.

Sonreí como tonta, imaginar a Nanami así me resultaba muy bonito.

-Le pidió su número y han estado hablando desde entonces-esbozó una sonrisa-. Casi nunca habla de ella, pero cuando lo hace, sonríe sin darse cuenta.

Algo que me gustaba de Itadori, es que le gustaba y era muy atento cuando veía a personas felices. Recordaba cosas tan pequeñas que podía alegrar tu día de maneras que no te esperabas.

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