14. Tuve una cita muy romántica con los Haitani

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En mi aventura solo tuve dos problemas principales: el primero fue la ida, porque no sabía cómo usar el metro y leer el mapa.

Es por eso que al llegar a la estación, lo primero que hice fue pedir ayuda, gracias a eso llegué completita.

Algo que esperarás sin dudar, era que la zona fuera transitada. Salir sola era complicado, en especial porque desde que había llegado solo me llevaban y traían, sin embargo, ahora me encontraba como turista con mi GPS en mano.

El lado bueno es que no había quién me robe mi cartera. Parecía ser muy seguro.

Caminé y caminé hasta que llegue a un centro comercial, definitivamente allí encontraría lo que se me ocurra. Todo se veía demasiado pulcro, y la ropa exhibida en cada tienda solo me hacía imaginar cómo me quedaría cada conjunto. Estaba emocionada, es decir, podía gastar en lo que quisiera.

La primera tienda a la que entré era de cosas electrónicas, dando vueltas por ahí me compré unos audífonos nuevos y aproveché para llevar uno más para Keisuke, que me había comentado que los suyos se habían roto. También visité una tienda muy linda en la que vendían cosas de repostería, y aunque mis dotes en la pastelería no eran las mejores, compré un montón de cosas que de seguro terminarían en el almacén de Akaashi. Otra cosa que quería hace mucho era una lámpara para mí habitación, pues la que tenía parecía que no la daba más, no obstante, en aquel comercial habían puras cosas modernas y yo quería una que parezca del siglo pasado. Mi primera decepción.

Claro que también fui a buscar ropa, de hecho, era lo que más quería. El problema es que, cada vez que ingresaba a una tienda, un montón de rostros se giraban hacia mí y no sabía si era porque tenía algo en la cara o tal vez en mi ropa. Sucumbí ante mi temor social así que fui al baño, y tal como esperaba, no tenía nada de nada. Quizás me miraban por bonita.

Bueno, sea cuál sea la razón, no iba a permitir que mi día de compras se viera arruinado por eso, así que fui a las tiendas con total tranquilidad. Me compré un blazer hermoso, y luego regresé para llevar más colores del mismo diseño. También compré algunos labiales en colores que me encantaron y cosas para el cabello.

Lo disfruté, pero estoy segura que lo hubiera disfrutado más en compañía.

Yo no sé si es que el universo no estaba de mi lado o si tal vez lo estaba pero no me entendía, pero soy conscientes que cuando deseé compañía a ellos no me refería. En lo absoluto.

Había salido del centro comercial para explorar más lugares, y es así que me encontré con una cafetería que formaba parte de las franquicias que mi padre manejaba. Con total paz entré, porque claro, ¿Cómo se te va a ocurrir encontrarte a los Haitani otra vez?

En mi mente, ambos hermanos solo andaban por Roppongi. Por eso me abstuve de ir allí cuando por mi cabeza surgió la idea de conocerlo.

Y es que todo estaría completamente relajado si yo simplemente me hubiera salido de la tienda en vez de quedarme quieta con el ceño fruncido sin creer que eran ellos. Así me evitaba el lío.

Pero no, me quedé observandolos como diciendo "¡Hola amigos me encantaría entablar una amena conversación con ustedes!"

Ran Haitani fue el primero en acercarse, ví de reojo a Rindou rodar los ojos.

—Hola Himeko—pronunció mi nombre de manera silábica, me hizo recuerdo a mis clases de lenguaje en el jardín de niños—. ¿Ya te arrepentiste de no aceptarme la cita? Podemos aprovechar que...

—Sigo firme en mi decisión—interrumpí, intentando pasar de largo. Me agarró del hombro y su fuerza era tanta que yo parecía querer mover una roca—. Oye, déjame pasar. Quiero tomar un café.

RD Tokio Revengers Y OtrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora