2. Me hice famosa por atragantarme con Pizza

197 11 3
                                    

Llegamos a mi habitación y ya desde afuera podía escuchar unos murmullos, al entrar me encontré a Nobara y Megumi comiendo unos botes de helado en el suelo mientras veían un álbum que habían encontrado.

Me emocioné, me paraba emocionando con cada persona que veía.

Observé mi habitación, era de un color rosa pálido, la cama era grande y tenía sobre ella un montón de almohadas y peluches de colores, un escritorio blanco  frente a una gran ventana que daba a un balcón con una linda vista al mar.

Era claro que esa fue la habitación de una niña.

Yuji se acercó a mi cama y tomó un muñeco con forma de un pequeño tigre.-¿Cómo es que tu papá te dejaba tener tantos peluches?

Nobara y Megumi levantaron la vista y se acercaron, un brazo de Nobara se posicionó en uno de mis hombros.

- Himeko, ¡Felicidades! alguien tenía que hacer ganar a la escuela de una vez por todas-expresó sonriente, Megumi miró hacia otro lado.

Sonreí, había recordado algo que añadí en mi guión.

-Fue un dos cero, Megumi. Yo quiero mi dinero-dije extendiendo mis manos hacia él.

—¿Apostaron? No puede ser.

Asentí.

-Cien dólares que él sugirió, al parecer estaba seguro que perderíamos.

Megumi rodó los ojos y colocó el dinero en mis manos.

-Te odio.

-Silencio pobre-me jacté.

-Oye Himeko-Nobara llamó mi atención-, ¿Por qué te cambiarás de escuela si acaban de ganar un campeonato importante?

Yo fui con una vida y memorias ya hechas para darle historia a mi yo de esa realidad, tuve que hacer muchos cambios y trasfondos que iré explicando a lo largo de la historia. La escuela en la que estaba era buena en volley, pero no me sentía cómoda con algunos integrantes del equipo.

Aún así, hasta a mí me resultaba tonto cambiarme de escuela. Las cosas que uno hace por el bien de la trama.

—Quién soy yo para juzgar las decisiones tontas-dijo Yuji, mirando al techo.

—Cállate, Itadori—entrecerré los ojos—. Me alegra saber que no volveré a tener que soportar tu rostro en clases.

—Y a mí me alegra saber que no tendré que soportar tu terrible humor durante cinco días seguidos.

Los otros dos chicos en la habitación negaron con desaprobación mientras observaban la escena.

Sentí mi teléfono vibrar, me disculpé un minuto, y me senté en mi cama para ver qué era. Sonreí al ver que era un mensaje de Draken preguntándome si había llegado bien. Respondí que sí y enseguida me mandó recados de los chicos de Toman.

Deje de charlar con él y entonces recordé que aún no había visto a mi padre, él era a quién más ganas tenía de ver.

No sabía cómo actuar.

RD Tokio Revengers Y OtrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora