Llevaban ya pasando seis noches. Klaus y compañía seguían tratando de mimetizarse con la cultura de los hombres bestia, bajo el ojo de halcón de Jack y, últimamente, Otto. El joven hizo de todo para mantenerse cerca de nuestros protagonistas, por alguna razón. Klaus sospechaba acerca de su repentino interés en ellos, pero no se mostró esquivo con Otto. Al contrario de lo que pensaron, se volvió más cercano a nuestro protagonista principal de lo que querían admitir.
Una mañana Billy despertó primero que Jeffrey, y buscó a Klaus con la mirada, pero no lo encontró. Decidió asomarse por la ventana que daba al centro de la aldea de bestias, para ver si daba con él. Lo que vio no le gustó para nada: su amigo iba junto a Otto, con el cuerpo de un ciervo ulgram en sus brazos; el animal iba decapitado y el hombre perro llevaba su cabeza a modo de trofeo. Billy bajó las orejas con miedo, murmurando:
-No... No puedes arruinarte así, Klaus... tú... no puedes.
Salió corriendo. Resbaló con la alfombra y cayó de boca al suelo, mas se levantó y siguió su camino apresurado. Jeffrey se despertó con el ruido, y miró a todos lados, hallándose solo en la estancia.
-¿Klaus? ¿Billy? -gimió, cansado y bostezando- Oh, genial, me dejaron solo aquí. A que me coman...
Billy se detuvo bajo la sombra de un fuerte álamo, respirando agitado y con los ojos opacos del miedo y el terror que lo sacudían por dentro. Extrañaba su vieja vida, en medio del bosque, solos los tres, sin conflictos absurdos, ni cadenas de nada. Se abrazó a sí mismo, con la esperanza de que pronto todo volviera a la normalidad, pero unos brazos lo jalaron dentro del follaje con brusquedad, sacándole un gritito de miedo. Rodó por la tierra mojada de rocío, y se encogió sobre sí mismo, cubriéndose las orejas, lloriqueando, mientras lloraba aterrado:
-¡No quiero pelear! ¡Soy pacífico! ¡Lo juro, no soy conflictivo!
Se atrevió a mirar a su agresor, viendo un lobo deformado color negro, ojos azules como el cielo, pero con una expresión tan vacilante que le llenó de dudas, más que respuestas. El lobo lo examinó con la mirada de pies a cabeza, y ladeó la cabeza hacia la izquierda:
-¿Dónde está? ¿Dónde está? -dijo, con una voz temblorosa e igual de vacilante de su presencia- ¿Dónde se esconde? -Alzó la vista hacia el lejano Klaus- ¿Y quién es ese tipo? ¿El tipo de blanco? ¿Quién es?
Billy se preguntó qué le pasaría por la cabeza a esa cosa, con una voz infantil, pero llena de inseguridad y errada a la hora de pronunciar cada palabra, que parecía temblar sobre su lengua. Movía su cuerpo en ángulos horribles, haciendo crujir sus tendones y huesos en un espeluznante sonido. El albino sintió algo de repelús con la presencia de ese individuo desconocido.
-¿Cómo... cómo te llamas? -cuestionó con temor. El ser azabache se agachó quedando a su altura.
-Soy... Rokko, Pekko... -Erró, con la lengua fuera y una faz enfermiza- ¡Rekko! ¡Soy Rekko! ¿Dónde está?
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The Boy Who Became a Monster
Viễn tưởngMe llamo Klaus, y esta es mi historia. La historia de cómo me volví humano. O al menos lo intenté con todas mis ganas, pero ninguna criatura viva quería apoyarme. Así que tuve que cambiar mis objetivos. Y cambiar yo mismo por mi bien. ¿Humanidad? Se...