Merry Xmas Special

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—¡Jingle bells, jingle bells! ¡Jingles all the way...! —cantaba Jeffrey dejando sus huellas en la nieve, mientras que Klaus decoraba con esmero, piñas y con ayuda de Billy, el árbol.

Sería una perfecta Navidad juntos. Jeffrey había estado jugando todo el día en la nieva, mientras que sus amigos albino y gris trabajaban en dejarlo todo arreglado para una visita especial que pronto llegaría. El de ojos carmesí, una vez terminó con la última piña de pino por colocar, miró a su compañero color azabache y le riñó, molesto:

—Oye, Jeffrey, ¿cuándo irás a buscar algo de comida?

El gliffin lo miró con un puñado de nieve en la boca y parpadeó dos veces.

—Ya voy...

Obligado, Jeffrey fue al bosque, y lo atravesó con su conocimiento del mismo. Llegó a un poblado humano simple; una aldea. Localizó lo que quería: un gallinero y se escabulló con notable sigilo entre el rebaño de ovejas, quienes balaron alteradas, atrayendo la atención de uno de los perros. Sin embargo, Jeffrey, con su olor peculiar similar a la esencia misma de la muerte, propia de su naturaleza gliffin, logró esquivar a los canes y se metió en el gallinero.

Sonrió, y agarró a tres gallinas (las más gordas que encontró) y salió corriendo de ahí, antes de ser pillado por cualquier granjero. Cansado, llegó con las aves en la boca, haciéndolo parecer un hámster, frente a Klaus, quien, al ver lo que llevaba, rápidamente frunció el ceño ante su estupidez.

—¿Pollo? ¿En Navidad se come pollo, Jeffrey? —regañó y el gliffin bajó las orejas avergonzado.

—En el país del Sol Naciente los humanos comentan que sí...

—Estamos en plena Inglaterra, amigo —Billy intervino—, aquí comemos pavo.

—¿Pavo? ¿De dónde voy a sacar un pavo?

—Métete en alguna carnicería —respondió el demonio, sonriente—, allí deben de haber algunos.

—Pero...

—Busca un pavo —mandó Klaus—, o sino no habrá cena de Navidad.

Superado por la lógica, Jeffrey se tuvo que marchar. Se metió en la ciudad y por más que buscó y buscó, no había un maldito pavo por todas las carnicerías. Donde los encontraba eran en las (peligrosas) carretas de los comerciantes, o vivos en los corrales. Sabía perfectamente que meterse ahí para capturar alguno haría que se ganara un puñado de flechas envenenadas en la espalda, llevándolo a una muerte lenta y agonizante.

Y claramente no queremos eso para nuestro Jeffrey.

Siguió su camino, metiéndose entre los matorrales, debajo de las balas de heno y oculto entre las gárgolas que adornaban el campanario en ruinas al sur de la aldea. Se sentó decaído en el suelo, frente a la entrada del campanario mismo, cubierto de vegetación que se había apropiado de cuanto rastro humano hubiese del pasado. Suspiró, cansado. La nieve cubría la mayor parte del sitio, sin dejar espacio a la vida que normalmente estaría merodeando por el lugar, como algún pavo desamparado...

—A este paso Klaus me matará por no llevarle nada en Navidad...

—¿Klaus es tu hermano mayor o algo? —Jeffrey se asustó al notar a la gran loba blanca a su lado. Tenía un ojo surcado por una cicatriz y una oreja hecha pedazos de lo rasgada que se encontraba.

—¿Y tú quién eres y de dónde saliste?

—Me llamo Maki, un placer conocerte, cachorro de gliffin.

—Wow... bueno, Klaus es mi amigo. Y algo así como un hermano para mí y para Billy...

—¿Y qué te trae tan depre?

—Me pidió cena navideña y no encuentro un condenado pavo para llevar...

—¡Oh! ¡Yo sé dónde hay pavos sueltos! En un rancho al norte de aquí vi como siete juntitos para ganar calor con tanto frío.

—¡Vayamos!

Jeffrey y Maki salieron corriendo hacia el norte, soportando el frío viento que chocaba contra sus rostros y patas, que se movían como un monocromático par de colores dispares en el caso de Jeffrey, y un camuflaje perfecto en el caso de Maki. Vieron un pequeño corral lleno de pavos vivos, y Jeffrey se ocultó entre montones de nieve y heno. Maki caminó entre la nieve, oculta de ojos atentos debido al pulcro blanco de su pelaje.

Se lanzó violentamente hacia uno de los pavos, y con su pata pudo sostener a otro. Los perros salieron ladrando furiosos y esa fue la señal de huida. La loba y el gliffin salieron corriendo y se escabulleron en las entrañas del bosque.

—¿Y Jeffrey habrá encontrado algún pavo con tan poco tiempo? —preguntó Billy, preocupado porque ya era de noche y su amigo azabache no había regresado aún

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—¿Y Jeffrey habrá encontrado algún pavo con tan poco tiempo? —preguntó Billy, preocupado porque ya era de noche y su amigo azabache no había regresado aún.

—Y más le vale que sea suficiente para los tres, o no comerá nada durante tres días.

—Para los cuatro —mencionó Jeffrey, moviendo la cola mientras seguía los pasos de una semi humana a su lado, con cabellos blancos como la nieve, un ojo surcado por una cicatriz, una oreja rasgada y, muy importante, dos pavos en sus manos.

Klaus abrió la boca y jadeó mostrando la lengua.

—Feliz Navidad, chicos —Sonrió Jeffrey, mostrando su dentadura.

Thanks a Lot to OnepieceFan6 por haber ayudado con esta preciosa ilustración ^^ espero que os paséis por su perfil y echéis un perfil a sus historias y ayudéis como me ayudáis a mí con sus lecturas, votos y comentarios

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Thanks a Lot to OnepieceFan6 por haber ayudado con esta preciosa ilustración ^^ espero que os paséis por su perfil y echéis un perfil a sus historias y ayudéis como me ayudáis a mí con sus lecturas, votos y comentarios. ¡Mañana será día de nuevo capítulo para todos!

Muchas gracias por lograr hacer este libro a las 200 lecturas, y esperemos que siga creciendo.

Klaus, Jeffrey, Billy y Maki grande os deseamos feliz Navidad a todos vosotros que os pasáis y leéis.

The Boy Who Became a MonsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora