1

1.5K 123 17
                                    

MAIA

HACER LAS MALETAS ERA UNA TAREA ABURRIDA QUE A MUCHA GENTE LE GUSTABA DEJAR PARA EL ÚLTIMO MOMENTO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HACER LAS MALETAS ERA UNA TAREA ABURRIDA QUE A MUCHA GENTE LE GUSTABA DEJAR PARA EL ÚLTIMO MOMENTO. Pero para Maia, aquella simple tarea le ayudaba a organizar sus pensamientos y hacía que se sintiera útil.

Metió pantalones de campana, sudaderas, chaquetas de cuero negras, camisetas extra grandes y toda la gama de colores de Converse en su maleta evitando mirar hacia el cajón de los bikinis y bañadores que estaban a un lado de su dormitorio.

Según Felipe, Qatar era un país caluroso y el hotel en el que se alojarían tendría piscina, jacuzzi y demás actividades en las que ella podría bañarse y usar las prendas si lo quería.

Le pregunta era... ¿Quería?

Maia se acercó al cajón de los bikinis y tragó saliva. Llevaba sin ponérselos un año y medio, debido a que el verano pasado volvió a tener una recaída y se pasó esos meses en el centro de recuperación tratando de salir adelante. La joven Otaño cogió un bikini azul marino excesivamente pequeño a su parecer y meneó la cabeza.

«Parecerás una ballena con eso puesto.»

«Mírate: Ni siquiera te hace falta el bikini.»

Maia soltó un bufido y cogió un bañador negro entero mucho más recatado y lo metió en su maleta.

Como le había dicho millones de veces su psicóloga, era muy útil que tuviera prendas con las que se sintiera cómoda por si le daba un brote de pánico, pero que también debía enfrentarse al miedo y probar a ponerse las cosas que más vergüenza le producían.

A regañadientes, Maia metió el bikini azul marino y cerró la maleta.

Y como si hubiera estado esperando todo el rato a terminara con esa tarea, alguien llamó al timbre llamando su atención.

Ese era Pipe. Maia lo sabía porque su hermano tocaba la puerta cuatro veces antes de pegarle un grito como un loco.

—¡MAI-MAI! ¡APUUUURATEEEEE!

Maia bajo su maleta de la cama, cogió su bolso en el que tenía todo lo necesario (llaves, móvil, cargador, pasaporte, pintalabios rojo del color del vino, un paquete de cigarros que fundirse mientras subían al avión...) y abrió la puerta con cara de enfado.

—Joder. Tenes cara de orto, hermana.

—¿Llevas medio año sin verme y eso es lo primero que me vas a decir?—arqueo ella una ceja.

𝐌𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐄𝐓──𝙅𝙪𝙖𝙣 𝘾𝙖𝙧𝙪𝙨𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora