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LLEVABA MÁS DE UNA SEMANA SIN APENAS HABLAR CON ELLA.
Desde que Juani intentó besar a Maia, notó un cambio significativo en su comportamiento. Ella se volvió más cerrada y distante, alejándose del grupo y volviendo a adoptar la actitud seria e introvertida que había mostrado cuando se conocieron en el aeropuerto.
No solo había dejado de bromear y conversar con él, sino que es había dejado de hacerlo con Ramusio, Fernando y Simón. Parecía que el único con el que aún mantenía algo de relación era con Pipe y eso era obviamente porque era su hermano.
—¿Tenes idea de qué le pudo pasar?—le preguntó Ramusio una mañana justo después de que Maia rechazara ir al partido de Argentina contra Australia en los octavos de final—. Se la ve... Distinta.
Juani se encogió de hombros y se metió un puñado de cereales en la boca.
«Es por mi culpa.»
Juani había estado observando con pesar cómo Maia se retiraba emocionalmente, volviendo a su caparazón protector como si tratara de alejar cualquier posibilidad de intimidad o conexión emocional con él y los demás. Sus interacciones se volvieron más escasas y superficiales, y Juani sintió como si estuviera luchando por mantener una conexión con ella.
Volvió a intentar hablar con ella, pero no había nadie más esquivo que Amaia Otaño cuando se lo proponía.
Cada intento de acercarse a Maia era recibido con frialdad, y Juani se encontraba cada vez más desanimado por la falta de reciprocidad en su relación.
Odiaba haber tirado por la borda esa amistad que había creado con ella por haber malinterpretado las señales.
Maia le gustaba. Y él había pensado, por un momento... que era recíproco.
Tenía miedo de haberla asustado y de haber forzado las cosas.
A medida que pasaban los días, Juani anhelaba la conexión que una vez compartió con Maia, y se sentía impotente para restaurarla. Se lamentaba profundamente por haber provocado ese distanciamiento y deseaba poder retroceder en el tiempo para corregir su error. Sin embargo, por más que lo intentaba, parecía que Maia seguía alejándose cada vez más, convirtiéndose en la misma persona reservada y distante que había sido al principio.
—Juan Caruso: Deja de tener esa cara de orto y contéstame.
—¿Eh? Ay. Lo siento Simón. Se me fue la cabeza a otro sitio.
—¿Qué te pasa últimamente a ti también? Maia se nos distancia y tú te vas al quinto planeta como si no estuvieras acá—Ramusio sonó tan preocupado por él que Juani se forzó a sonreír.
