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LOS CHICOS SE IRÍAN EN TRES DÍAS A ESPAÑA PARA GRABAR SUS SECUENCIAS EN GRANADA.
Y por primera vez desde que se conocían, Maia y Juani vivirían su relación a distancia.
A pesar de que no se habían puesto etiquetas, Maia estaba muy segura de que los dos iban en serio y de que, a pesar de no sobrepasar las barreras físicas, estaban muy comprometidos el uno con el otro.
Maia no sabía cómo gestionar esa tristeza que sentía al pensar que Juani se marcharía a otro país tan lejos.
Y como había terminado su máster, ya no había nada con lo que pudiera distraerse durante las tardes.
Bueno, a excepción de las quedadas con Massy, claro.
Habían quedado una mañana para ir de compras al centro comercial y la morocha estaba tratando de convencerla por todos los medios de que fuera con ella a medio día al set de rodaje de la película.
—Tenes que venir, boluda. He hablado con Bayona y me ha dado permiso para darte un pasante.
—No sé... No quiero molestar mientras grabáis vuestras cosas...
—¡Que va! Y puede ser una sorpresa para Juani y para tu hermano. Anda. Daleeee.
La idea de ir a ver un set de rodaje de verdad la tentaba demasiado. Maia quería ver cómo trabajaba la gente fuera de cámaras y sobre todo quería ver si podía conocer a los guionistas de la producción... Pero su miedo a entorpecer y molestar estaba presente sobre sus hombros.
Massy pudo leer ese pensamiento en su cara y enganchó su brazo con el suyo en un gesto de camaradería.
—Allá hay tanta gente que no se darán cuenta de que no sos parte de la plantilla de trabajo. Créeme. Merecerá la pena.
Con una sonrisa de orgullo, Maia rodó los ojos con gesto agotado y suspiró.
—Bieeeeeeen. Iré.
Fueron a dejar sus compras en casa de Maia, y para hacer algo de tiempo, la castaña se dio una ducha, se cambió de ropa (a un mono entero negro para pasar desapercibida entre todos los trabajadores que, por regla general, iban siempre vestidos con ese color) y se preparó una tortilla francesa con una ensalada de acompañamiento. De postre eligió un yogurt de coco al que añadió algunos frutos rojos y avena para darle sabor.
—¿Queres algo?—le preguntó a Massy, y esta negó dulcemente.
—No puedo. Tengo que comer en el set con los demás para que el nutricionista vea que no me salto la dieta.
