Capítulo 4:

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Capítulo 4: entrenamiento.

Zoro estaba ansioso, nervioso, se paseaba de un lado hacia otro por cubierta mientras miraba de reojo hacia la biblioteca en donde Robin había permanecido escondida con el enclenque que había llegado al barco toda la maldita tarde.

¿Quien era ese? ¿Por que la había buscado a ella? ¿Por qué ella parecía tan tranquila con su presencia?

Zoro miró la pesa en el suelo y alargó un suspiro, incluso había hecho el tonto acto de bajar sus cosas a cubierta para entrenar ahí y poder estar al tanto de cualquier cosa, pero eso solo lo había hecho lucir ridículo.

Y celoso.

¿Por que demonios le importaba? Qué más daba que ella se hubiese encerrado todo el día con un tipo extraño en silencio tras acabarlo de conocer ¿O no? Ese no debería ser su problema.

Excepto que si lo era.

Alargó un suspiro y cuando la hora de la cena llegó los miró salir de la biblioteca con enormes sonrisas bobaliconas mientras conversaban muy animados, cosa que a él le desagrado por completo.

¿Por qué con él si? ¿Por que ella no sonreía así con él y con el extraño si? Zoro frunció el ceño y se sintió atrapado cuando ella se giró a verlo y sonrió en su dirección.

-¿Vienes a cenar?- Le pregunto señalando hacia la cocina, el mocoso bajó la mirada un poco luciendo nervioso y Zoro encarnó una ceja.

-Si, iré en un minuto.

Robin le volvió a dar una sonrisa amable y desaparecio junto al chico hacia la cocina, en donde todos los comenzaron a seguir para entrar y poder cenar juntos entre risas y conversaciones animadas.

Zoro se encargó de recolectar las pesas y colocarlas en sus lugares antes de poder dirigirse hacia la cocina en donde podía escuchar un bullicio habitual de las cenas.

Abrió la puerta para encontrar el mismo panorama de todas las noches, el bullicio típico de todos, la mesa abarrotado de comida, gritos, platicas, brazos moviéndose de un lado a otro, bocas masticando.

Y una sonrisa en especial a un lado de un mocoso que no hacía más que verlo con fijeza.

Robin sonrió en la hora de la cena en todo momento, conversaba, comía y bebía aprovechando cada pequeña oportunidad para sonreir con sutileza y de una forma que según ella era discreta.

Hacia el peliverde.

No quería ser evidente ni delatarse de algún modo, pero le era imposible no hacerlo por que estaba encantada con todo lo que había leído en el diario del chico durante la tarde y lo que él le había contado había terminado por aplacar sus sospechas de que él se había fugado y la había dejado detrás, estaba totalmente sorprendida con leer acerca de él en una faceta romántica y protectora siendo la persona que era.

Por que prácticamente en el diario hablaba maravillas de él cuidando y protegiendolos a ambos de cualquier cosa, incluso dando su vida para que pudiese nacer.

Zoro se sentía algo extraño con la constante mirada de la pelinegra, usualmente su presencia lo ponía muy nervioso y más ahora que estaba siendo víctima constante de las lindas sonrisas que ella tenía.

Claro que se distraía de vez en cuando por que un curioso Zaul conversaba con ella de vez en cuando mientras platicaba con los demás de mil temas a la vez.

-¿Entonces ya casi terminas el libro de Hueso y humo?- Le preguntó Zaúl sorprendido, tomando la atención de Robin.- Este libro es maravilloso, de hecho mamá me hizo leerlo cuando tenía siete años y lo he leído unas cuatro veces en mi vida.

El Chico Que Puede Ver El Futuro [ZoroxRobin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora