Calipartyguy18: ¿Estás mejor, April?
April: Aún no, sigo teniendo la sensación de que me ahogo.
Calipartyguy18: Ojalá pudiera estar ahí contigo para defenderte. Lo siento mucho.
April: Son unos capullos... Pero no quiero aburrirte con mis historias.
Calipartyguy18: Sabes que me gusta hablar contigo. Estoy aquí para escucharte y apoyarte en lo que necesites.
April: Gracias, de verdad. A veces eres lo más real que tengo, y es raro porque no te conozco.
Calipartyguy18: Me sucede lo mismo. También estoy pasando por un mal momento, pero cuando hablo contigo me siento mejor. ¿Has intentado alguna técnica de relajación para calmarte?
April: Sí, estoy intentando respirar de manera profunda, pero mi cerebro está en modo turbo y no dejo de sobrepensar.
Calipartyguy18: No estás sola, yo estoy contigo. Todo pasará, incluso esto. Además, ya es viernes. Podrás desconectar durante el fin de semana.
April: Lo sé. ¡Muchas gracias por contestar tan rápido!
Calipartyguy18: ¡De nada! ¿Sabe que la risa es una forma estupenda para reducir el estrés? ¿Me dejas que te cuente un chiste?
April: ¿En serio?
Calipartyguy18: Te lo juro.
April: Por intentarlo no se pierde nada.
Calipartyguy18: ¿Qué hace una abeja en el gimnasio?
April: A ver, sorpréndeme, ¿qué hace?
Calipartyguy18: ¡Zum-ba!
April: Es malísimo. Digno de que te quemen en la plaza del pueblo.
Calipartyguy18: ¡No es tan malo! Confiesa, ¿Te has reído?
April: Solo un poquito.
Calipartyguy18: ¡Lo sabía!
April: Me siento algo mejor. Gracias.
Calipartyguy18: ¡No hay de qué!
April: Hablamos más tarde.
Calipartyguy18: Hasta luego, cocodrilo.
Tomé una gran bocanada de aire. Llevaba diez minutos encerrada en el baño del instituto, pues necesitaba refugio y paz. Sujetaba el móvil en una mano mientras mis brazos rodeaban mi mochila como si buscara sentirme más protegida. Casi sin mi permiso, una ligera sonrisa se había formado en mi rostro, aunque el nudo de angustia continuaba estrangulando mi estómago.
«1, 2, 3, 4... Respira y exhala despacio», me decía mentalmente, intentando controlar el cuadro de ansiedad que estaba sufriendo, debido a algunos gorilas del equipo de futbol, que me habían rodeado al terminar las clases para hacerme pasar un mal rato. Tras pegarme una nota en la espalda con la palabra "adefesio", me habían arrebatado mi cámara de fotos digital y habían comenzado a lanzársela unos a otros, los muy capullos. Cada vez que la veía volando por el aire sentía un vértigo insoportable, pues mi madre había hecho un esfuerzo sobrehumano para regalármela. Era como mi bebé, la quería tanto, que me había negado a utilizar la que proporcionaba la escuela al periódico del colegio.
—Putos cretinos —susurré al borde del llanto, abrazando con más fuerza la mochila donde había guardado mi preciosa cámara.
Lo peor de todo era que realmente me identificaba con la palabra "adefesio"; la había interiorizado al grado de convertirme en una especie de vampiro que temía los espejos, casi tanto como las básculas. En aquellos momentos, odiaba mi cuerpo, mi cara, mi piel y mi pelo. Aborrecía cada parte de mí, y solo deseaba desaparecer sin dejar rastro, esperando que aquel oscuro sentimiento se desvaneciera en la nada.
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LA CHICA DE LOS VIERNES ·ϿʘϾ·
Teen FictionBrad Owens es el eterno segundón. A pesar de ser alto, guapo, carismático e inteligente, nunca ha conseguido destacar por encima de Oliver Sullivan, su mejor amigo, el popular quarterback del equipo de fútbol de la preparatoria Saint Therese of Lisi...