Pasos Hirientes

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Angustary Día 18 - Ruptura
Diane Nguyen / Mr. PeannutButter

Tarde o temprano la verdad nos alcanza a todos, como una tormenta que destruye todo a su paso


Las lágrimas caían por tus ojos como riachuelos salados mezclandose con el agua que goteaba de tu cabello azulado, tu pecho ardiendo por la falta de aire, como si todo el oxígeno de la habitación se hubiera evaporado, tu cuerpo paralizado presa de...

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Las lágrimas caían por tus ojos como riachuelos salados mezclandose con el agua que goteaba de tu cabello azulado, tu pecho ardiendo por la falta de aire, como si todo el oxígeno de la habitación se hubiera evaporado, tu cuerpo paralizado presa del pánico ante la imagen que tenías frente a ti.

– ¡Dime algo Diane, maldita sea! – Exigió el Sr Peannutbutter en un grito mientras se levantaba de la silla. Por un momento pensaste que iba a estrellar el celular contra el piso, sin embargo solo se pasó la mano libre por la cabeza y volvió a sentarse con la cabeza baja. Podías sentir la desesperación saliendo por sus poros.

Querías explicarte, quitarle la carga que pesaba sobre sus hombros y que lo estaba desmoronando allí sentado, lágrima a lágrima, sin embargo no te sentías capaz de seguir mintiendo. Abriste la boca pero las palabras murieron en tu garganta, después de todo, que podías decirle al pobre hombre cuando había visto la evidencia con sus propios ojos.

El silencio se coló en la habitación aumentando tus nervios, tenias que hacer algo, tu primera reacción fue meterte al closet y ponerte algo de ropa, estabas metiendo algunas prendas en una mochila cuando sentiste a tu esposo entrar violentamente.

– ¿A dónde vas? – Preguntó mientras miraba fijamente el bolso.

– No lo se – Por fin pudiste responder, tu voz ronca por los sentimientos acumulados.

– No te puedes ir, necesito una respuesta Diane – Volvió a exigir, su voz haciendo eco en el pequeño espacio.

– ¿Qué quieres que te diga? Tú mismo acabas de leerlo, tomaste mi teléfono sin mi permiso y leíste cada maldito mensaje – Gritaste explosivamente dejando fluir el miedo y la culpa con forma de recriminación.

– ¿En serio eso es lo que te parece importante? ¿Que tome tu teléfono sin tu permiso? – Replicó gritando también, cerraste los ojos con fuerza, sabías que eso no era lo importante y sin embargo eras demasiado cobarde para enfrentar la realidad.

Abriste los ojos aceptando que tarde o temprano tendrias que enfrentarlo. Miraste la mochila a medio hacer y pensaste en el hombre causante de todo esto, una dolorosa carcajada salió de tus labios, tu matrimonio pendía de un hilo y aun así tu primer pensamiento era para el causante de la ruina.

– ¿Hace cuánto?– escuchaste al labrador preguntar con voz débil por la resignación.

– Desde el día que me propusiste matrimonio – respondiste en automático con la voz fría.

Un jadeo estrangulado salió de los labios del perro, sus ojos se movían de un lado a otro como si viera encajar las piezas de un enorme rompecabezas, apretó más el teléfono que aún tenía sujeto entre las manos.

– Así que las pruebas de embarazo que conseguí en el baño…– Dejó la frase a medias, como si una parte de él temiera a la respuesta.

Lo miraste fijamente por un largo rato y finalmente asentiste, sin fuerza para poner en palabras lo ocurrido, las lágrimas comenzaron a salir nuevamente, no sabías si por el hecho de ver a ese buen hombre que te había brindado todo derrumbándose con cada palabra que le decías o por el recuerdo de la vida a la que habías renunciado por fingir un matrimonio feliz a su lado.

– Él era mi amigo – Dijo con un hilo de voz lleno de sufrimiento – Pensé que era mi amigo…

El silencio volvió a reinar entre ustedes y solo fue interrumpido cuando Mr. PeanutButter dejó caer el celular al piso.

– Vete – Dijo resignado y se dio la vuelta, lo viste desaparecer en el pasillo, comenzaste a temblar al compás de tus sollozos, el peso de tus acciones aplastandote e impidiéndote respirar. Lloraste por un largo rato mientras te abrazabas a ti misma, como si ese pequeño gesto pudiera impedir que te desmoronaras, luego de un rato tu teléfono sonando sobre la alfombra te sobresalto, te arrastraste por el piso y lo tomaste entre tus manos, sabias quien era antes de contestar.

– Diane..– Dijo el caballo al otro lado de la línea, su voz preocupada.

– Se acabó, Mr PeanutButter lo sabe – Respondiste con la voz quebrada por el llanto, por un momento la línea quedó en tal silencio que pensaste que había colgado.

– Pasaré por ti en cinco minutos – Contestó por fin, pudiste escuchar el sonido del auto arrancando de fondo antes que la llamada se colgara.

Pusiste el celular en tu bolsillo y terminaste de hacer la mochila, seguiste el mismo camino que el labrador minutos antes, con el peso de tu matrimonio roto sobre los hombros.

The View from Halfway Down | Drabbles&OneShots [Angustary2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora