Angustary Día 27 - Mentiras
Diane Nguyen
Todos en algún momento de nuestra vida nos engañamos, intentando convencernos a nosotros mismos que nuestras decisiones racionales son las correctas, aunque nuestro corazón grite lo contrario.
Diane sabía que a lo largo de los años se había dicho muchas mentiras a sí misma, que dejaría de fumar, que comería más sano, que escribiría un gran libro que revolucionará el mundo de la literatura, que dejaría una huella en el mundo de una forma u otra. Se mentía a sí misma diariamente cuando fingía que era feliz junto al Sr. PeanutButter, claro, no podía negar que era un hombre maravilloso, pero a veces era agotador intentar llevarle el paso a su positivismo.Sin embargo la que definitivamente era una de sus tres mentiras más grandes fue que no le costaba ni un poco mantener el profesionalismo cuando se convirtió en la escritora fantasma de Bojack Horseman, todavía podía recordar el nerviosismo que invadió su estómago en aquel primer encuentro, cuando él se acercó en aquella fiesta y por un momento vivió la felicidad de ser el total centro de su atención, como si el resto de las personas en el mundo hubieran desaparecido.
Lo había admirado desde que era niña, su programa la hacía sentir un poco menos sola en su disfuncional familia, como si el hecho de que su padres y hermanos no la quisieran no significaba que nunca nadie la haría, y así como los tres pequeños huérfanos que él adoptó, algún día llegaría una persona a su vida que la amara tanto que quería conservarla y hacerla feliz a pesar de todos sus defectos. A medida que fue creciendo se vio a sí misma soñando, no con ser una más de sus hijos, si no con ser su igual y ¿por qué no? La figura materna de los niños que él estaba criando. Habían sido muchas las noches de su adolescencia cuando estaba a solas en su habitación que le dedicaba sus pensamientos y sus suspiros, él había sido su primera fantasía, el primer hombre que deseó.
Así que cuando su novio llegó a romper la burbuja donde ellos habían estado, no le quedó otra cosa que fingir indiferencia, que solo estaba allí para escribir su libro y no porque lo quisiera desde el primer momento que fue capaz de querer algo. Hubo una conversación incómoda y luego Bojack vomitó algodón de azúcar como si su vida dependiera de ello.
Su segunda gran mentira fue la absurda cantidad de tiempo que estuvo recolectando información para el libro. Aprovechaba los momentos de sobriedad del caballo para fingir que no le había contado alguna historia, cuando en realidad sí lo había hecho estando intoxicado. Utilizaba cualquier excusa para aventurarse en alguna mini excursión con él, solo para poder extender el tiempo que pasaba a su lado, y aunque muchas de las veces no estaba de acuerdo con lo que hacía, conocer más de su pasado le había hecho entender que solo era un alma rota y lastimada, tal como la suya. A veces se sentía un poco culpable, después de todo fingía estar trabajando solo para estar más tiempo junto al hombre de sus fantasías, aunque eso significara pasar menos tiempo en su hogar junto al hombre que la amaba.
Sin embargo no podía evitar tomar todo lo que pudiera del tiempo compartido con Bojack, cada segundo a su lado era como un sueño hecho realidad, a veces se preguntaba cómo sería si en una de esas largas tardes a solas encerrados en el estudio, mientras el caballo le hablaba con esa profunda y sensual voz potenciada por el whisky, si ella se atreviera a dar un movimiento audaz, si caminara seductoramente hasta su asiento y se sentara a horcajadas en su regazo, si dejara que la poseyera en las blancas sábanas de algodón que cubrían el colchón de su habitación, envuelta en el masculino aroma de su perfume y con el único sonido de su gemidos conjuntos llenando el aire a su alrededor. Se perdía tan a menudo en sus fantasías que, de no ser por la grabadora, habría tardado el doble o el triple en registrar las historias que le contaba.
Ahora, mientras estaba sentada en la habitación del hogar que compartía con Mr. PeanutButter, no podía evitar reflexionar sobre aquel día que había ido con Bojack a visitar a su antiguo colega Herb, la visita fue un desastre tan grande que el caballo se detuvo a medio camino y bajó del auto mientras un ataque de pánico se apoderaba de su ser. Cuando ella bajó para intentar ofrecerle algún tipo de consuelo ocurrió el momento que había deseado desde que lo vio por primera vez en la terraza de su hogar, el la besó como si ella fuera el bálsamo que calmaría los demonios de su cabeza, sin embargo en lugar de entregarse a ese ansiado momento y corresponderle, el pánico la invadió.
Frente a sus ojos pasaron todos los instantes que había arruinado las cosas que amaba, pensó en el labrador que se encontraba esperándola en la casa que compartían, y tuvo miedo de tomar lo que la vida le ofrecía en lo que parecía una tentadora bandeja de plata, miedo de convertirse en sólo una mujer más en la larga lista de conquistas del caballo, así que solo se separó violentamente y se alejó, regresado al auto en el que ambos viajaban, hasta que la sensación de incomodidad fue insoportable y no le quedo otra opción que huir de la avalancha de sentimientos que la embargaban.
Siguió poniendo distancia entre ella y Bojack con la esperanza de poder aclarar sus sentimientos, ella quería con todo su corazón a Mr PeanutButter, le había dado un hogar, amor y la sensación de seguridad que había anhelado durante toda su infancia, sin embargo tener a la fantasía de su niñez en la punta de sus dedos la hacía cuestionarse si lo que sentía por su novio era amor o solo costumbre.
Luego ocurrió el incidente con la D gigante, su primera reacción fue huir, y aunque todos creían que había sido por la exuberante muestra pública de afecto, en realidad huyó porque ese simple gesto encerraba todo lo que podía perder si abandonaba a su galante pareja para correr a los brazos del hombre conocido como el más narcisista y egoísta de Los Ángeles. Condujo sin rumbo por horas, pensando en todos los posibles futuros que podía esperar si decidía intentar convertirse en el salvavidas de Bojack Horseman, finalmente volvió a la casa de Mr Peanutbutter y cuando este le propuso matrimonio dijo que sí, porque aunque su corazón la empujara con todas sus fuerzas a los brazos de su primer enamoramiento, su mente le decía que tomara el camino seguro en forma de los cálidos brazos del labrador.
Ahora a escasos minutos de decir el “Sí quiero” , no podía pensar en otra cosa que la enorme mentira en la que se estaba adentrando al casarse con un hombre que claramente no amaba solo por el miedo, porque podía aceptar que su relación con Mr PeanutButter fracasara, pero nunca podría vivir si intentaba ser feliz con su eterno amor y perdía a su adorado Bojack Horseman para siempre.
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The View from Halfway Down | Drabbles&OneShots [Angustary2024]
FanfictionSerie de One Shots y Drabbles escritos para participar en el reto de Angustary de la pagina "Es de Fanfics"