Capítulo 19: En su Casa

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Una vez en la casa, esperó mientras ________ guardaba unos pijamas y una muda de ropa en un bolso; luego lo llevó al coche. Cuando ella se sentó, Nanami se inclinó y le puso el cinturón de seguridad.

—No te preocupes —indicó con voz profunda, segura y confiada—. Mañana no parecerá tan horrible.

________ guardó silencio; si abría la boca, seguro que se pondría a aullar. Un coche de la policía se hallaba detenido ante el rancho. Ella enderezó los hombros, bajó del vehículo y camino al lado de Nanami hasta la agente que se encontraba en el exterior. Era una desconocida para ________. Seca, sosegada y profesional, los interrogó a los dos y dijo:

—Me pondré en contacto con ustedes en cuanto tengamos alguna noticia —miró a ________—. ¿Se encuentra bien? Se la ve pálida.

—Estoy bien.

—Pasará aquí el resto de la noche —indicó Nanami.

La mujer asintió mientras subía al patrullero.

—No es factible que los ladrones vuelvan, así que descansen —el coche blanco dio media vuelta y desapareció por el camino.

—¿Dónde está Choso? —inquirió ________.

—Supongo que pasando la noche con su novia. Pasa. No me gusta esa alarmante docilidad que muestras.

No fue capaz de realizar ningún comentario irónico. Sentía como si algo en su interior se hubiera roto. Los últimos tres años habían sido en vano. Incluso si vendía Xanadú.

Todo por su encantador, adorable e irresponsable padre. Agotada, se detuvo al pie de las escalinatas del porche. Nanami la alzó en brazos y subió con ella en silencio sobre la madera mojada. No protestó. Al día siguiente se enfrentaría a todo, pero de momento agradeció su determinación. Con un suspiro se relajó en sus brazos y apoyó la cabeza en su duro hombro.

—Eres una superviviente. No te preocupes, ________.

—En este momento no soy capaz de mantenerme erguida, mucho menos todavía de mantener una casa —musitó con voz átona—. Qué bonito es este lugar; fue una perversidad dejar que se viniera abajo.

—¿Conocías al anterior dueño?

—No muy bien —lo cual no era una mentira. Sólo había conocido al personaje que Toji Fushiguro presentaba al mundo: una máscara risueña y mentirosa. Comparado con Nanami, no era más que una excusa superficial de hombre—. Es un isleño del sur.

Nanami la depositó en el suelo. Aunque dejó un brazo a su alrededor mientras abría la puerta, ________ percibió su retraimiento como el viento frío del invierno. Hasta su voz sonó remota.

—¿Puedes caminar?

—Claro que sí.

—Muy bien —encendió las luces y cerró la puerta.

—¿Dónde voy a dormir? —preguntó con la espalda erguida; él la observaba con ojos entrecerrados y mirada intensa.

—En mi cama. Yo dormiré en el sofá —ella no se percató de que había soltado un suspiro hasta que Nanami esbozó una sonrisa violenta y sin humor—. Tienes en poca consideración al sexo masculino, ¿verdad? — inquirió con una voz que le heló la sangre—. Estás aturdida y preocupada... ¿qué clase de hombre sería si te convenciera para hacer el amor? —le tocó la boca, luego bajó la mano para apoyar el dedo índice en los latidos presurosos que palpitaban en la base de su cuello. «Similar a Toji», pensó mientras la caricia la dejaba sin aliento. Con ojos dilatados lo miró mientras sus dedos moldeaban su cuello, cálidos, autoritarios, posesivos.—Pero va a suceder, ________ —concluyó Nanami—, porque ambos lo deseamos.

Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora