Capítulo 16: Cenando Juntos

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Al regresar al salón y verlo, los latidos de su corazón se dispararon. Nanami estudiaba sus bocetos y se volvió al oírla entrar.

—Pareces una criatura salvaje. Hermosa, pagana y libre.

—Tú también estás espléndido. ¿Conseguiste una mesa en Indies?

—Sí, y les dije que teníamos prisa. ¿Por qué has de regresar a las nueve?

—He de comprobar el sistema hidropónico —repuso con naturalidad, como si fuera algo normal que debiera hacer.

—Sin duda porque aparte de romperte la valla y comerse tus pimientos, la vaca lo dañó —indicó él. Al verla titubear, continuó—: Cerciórate de pagar su arreglo con el dinero que te ingresé.

—Sí, señor.

—¿Estarás suficientemente abrigada con eso? —frunció el ceño.

—Imagino que el restaurante tendrá una calefacción excelente —no pensaba reconocer que no disponía de nada adecuado para ponerse sobre la bonita camisa verde.

—Posees verdadero talento para la tinta y la acuarela —señaló los bocetos—. ¿Sigues dibujando?

_________ sacudió la cabeza con brusquedad, el rostro quieto y orgulloso. Como mostrara algo de compasión, iba a dejar que cenara solo. No lo hizo, aunque entrecerró los ojos.

—Nobara me comentó que tenías planes de ser botánica.

—Eso fue en el instituto. Y aun entonces creo que se debía a que sabia dibujar plantas.

—¿Y ahora?

—Algún día —se encogió de hombros—, cuando tenga más tiempo, probablemente vuelva a ello —para su alivio, él no volvió a hablar de los bocetos.

Mientras iban al restaurante, se dio cuenta con asombro de que le alegraba que Nanami los hubiera visto. Ya sabía que era capaz de hacer algo bien.

Situado a las afueras de Urayasu, Indies era un restaurante nuevo, moderno y caro; atraía a comensales tanto de la costa como del distrito propiamente dicho. _________ jamás había ido. Le pareció que todos los ojos los miraban mientras los conducían a su mesa algo apartada, situada entre un enorme piano de cola y las titilantes llamas de una chimenea. A pesar de todo, sintió un vergonzoso placer de estar con Nanami Kento.

Sin apartar la vista del menú, sólo habló de comida hasta que la camarera apuntó sus pedidos. Después de elegir una botella de vino blanco, Nanami comenzó sin preámbulo alguno:

—Pensé que la mejor manera de encarar la situación era depositar dinero en tu cuenta —la observó con expresión sarcástica—. Di por hecho que sólo emplearías lo que era necesario, justificarías los gastos hasta el último centavo y sentirías un gran placer en arrojarme lo sobrante a la cara.

—Te... te doy las gracias por confiarme... el dinero —¿tan hostil había sido hasta entonces?—. Lo que pasa es que me abrumas —la voz le sonó tan frágil que tuvo que tragar saliva—. Lamento si di la impresión de ser desagradecida.

—No es gratitud lo que quiero de ti —respondió con displicencia—. La vergüenza de tu padre no es la tuya. Mucha gente soporta tiempos duros... no es algo de lo que debas avergonzarte.

—¿Incluso tú? —preguntó.

—Sí —la respuesta fue seca e inflexible—. Al dejar la universidad invertí todo el dinero que pude reunir en el sector rural, y como necesitaba saber qué hacía, pasé mucho tiempo trabajando en granjas y ranchos.

Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora