—Nobara, no puedo ir —_________ se frotó los párpados y eliminó el fruncimiento de cejas. La otra mano aferró con más fuerza el teléfono.—¿Por qué no? —demandó su mejor amiga.
—Para empezar, porque no tengo pareja —menos aún un vestido adecuado para un baile de máscaras. Por el amor del cielo, ¿qué había impulsado a los Zenin y al Raven Club a patrocinar un baile de máscaras? Contuvo la frustración e intentó mostrarse razonable y pragmática—. Estamos en Kioto, no en __________/(Tu país o lugar que quieras), y aquí se celebra con fiestas con mucho alcohol. Si sabemos cocinar, de donde soy damos cenas con mucho carne. Lo que sea, pero no bailes.
—No seas tan cascarrabias —rió su amiga—. No va con tus veintitrés años. Será todo un éxito. Mamá y papá han organizado una fiesta, y tú debes venir. No te hará falta pareja; Itadori ha vuelto a la ciudad y le encanta bailar contigo. En realidad, a todo el mundo... eres una bailarina de ensueño.
—Solía bailar mal el tango —reconoció __________. Giró la cabeza hacia la ventana y posó unos instantes la vista en los invernaderos cubiertos con plástico blanco y llenos de plantas, luego en el corral donde un pequeño rebaño de vacas pastaba plácidamente bajo el sol.
—No vamos a bailar minués ni cosas por el estilo, por el amor del cielo —Nobara nunca se había rendido con facilidad—. Y seguro que no se te ha olvidado bailar.
—Seguro que sí.
—Es como nadar y montar en bicicleta —insistió Nobara—, nunca lo olvidas, así que deja de dar excusas. A tu padre le molestaría que te negaras una velada divertida. Y también a tu madre.
__________ cerró los ojos. Una de las desventajas de su prolongada amistad era que Nobara conocía sus puntos débiles. Con precisión implacable, su amiga continuó:
—Y no me digas que no tienes que ponerte. ¿Recuerdas el vestido de seda que compré el año pasado en Uraysu porque esperaba que hiciera que mis ojos fueran como los tuyos? Bueno, pues puedes ponértelo.
—Tú tienes ojos hermosos —dijo, sabiendo que perdía la batalla.
—Es posible, pero las dos sabemos que ni se acercan a los tuyos. Además, iba a regalarte el vestido antes de irme a Inglaterra —su voz se alteró—.____________, ven. Nos lo pasaremos en grande. Los Zenin han abierto el salón de baile y...
—No puedo permitírmelo —interrumpió.
—Es algo gratuito—indicó Nobara tras una pausa—. __________, por favor, no permitas que el orgullo se interponga... sabes que tú harías lo mismo por mí.
—Eso no es justo —se mordió el labio.
—Jurar ser amigas eternas en nuestro primer día en el colegio me da el derecho a ser injusta. Desde la muerte de tu padre te has enterrado en tu colina. Tú me consolaste en varias ocasiones en que el corazón se me partió y en distintos traumas infantiles... ¿no permitirás que al menos haga esto por ti?
—¡Eso es más que injusto!
—Pero piensas ceder al chantaje emocional, ¿verdad?
—¿Cuánto cuestan los billetes? —relajó la mano sobre el teléfono.
—No voy a decírtelo —el tono de voz de Nobara mostró exasperación—. Si vas a mostrarte quisquillosa al respecto, considéralo tu regalo de cumpleaños —rió—. Vamos, ________... quédate a pasar la noche y nos arreglaremos juntas y fingiremos que tenemos diecisiete años y no veintitrés, y que no voy a marcharme a Oxford para enterrarme entre textos de inglés medieval y que tú no estás anclada en Kioto dejándote la piel por alguna convicción quijotesca de que eres responsable de las deudas de tu padre. Por una noche simularemos que nuestras vidas van a ser tal como queríamos que fueran cuando lo planeábamos en el instituto. ¿Recuerdas que yo iba a casarme con Megumi y a tener sus hijos? Y tú ibas a ser una botánica y pintarías cuadros exquisitos de plantas nativas. ¡Eso, desde luego, fue antes de que te enamoraras de Toge Inumaki en séptimo curso!
—De acuerdo, de acuerdo —__________ se vio obligada a reír—. Iré, pero sólo porque quiero ver la casa Zenin por dentro. Y me vestiré en tu casa. Aunque no podré quedarme, porque he de tomar el primer transporte a los mercados.
—Sabía que lo harías —comentó Nobara con calidez—. Te hace falta algo de diversión, y vamos a disfrutar, te lo prometo. Y tampoco te preocupes por la máscara... ¡tengo una perfecta para ti!
Con lentejuelas y frívola, del color ________/(COLOR DE OJOS) exacto de sus ojos, la máscara perfecta exhibía plumas exóticas que se abrían a los lados de los rizos negros de ________. Hacía juego con el vestido de seda que le había dejado Nobara, lo más seductor que jamás se había puesto. Tenía un escote frontal discreto, pero en la espalda bajaba más allá de sus omóplatos hasta ajustarse en la cintura, con una falda de plisados cortos que revelaba gran parte de sus piernas.
—¡Deja de estar nerviosa! —ordenó Nobara—. No, no puedes llevar sujetador con este vestido, pero estás espléndida sin él. Sí, es corto, pero tus piernas son realmente extraordinarias. Es muy, muy sexy... sabía que te quedaría bien —sin envidia, alisó su vestido negro holgado antes de arreglarse la máscara negra y blanca—. Aunque a ti todo te queda bien. Es por esas facciones finas y bellas. Engañan a todo el mundo. Hacen que te consideren una niña dulce... hasta que reciben una descarga de esos ojos perversos.
—En otras palabras, que tengo los párpados pesados. Has vuelto a leer novelas de amor —acusó con una risa—. Apuesto que tu profesora no sabía que devorabas ficción popular cuando te condujo a tu primera matrícula de honor.
—Me gustan las novelas de amor —reconoció Nobara sin arrepentimiento—. Tengo debilidad por los hombres altos, de pelo claro y atractivos.
—Puede que encuentres uno en Inglaterra o incluso puede ser aquí antes de que te vayas.
—Creo que ya no hay más —suspiró.
—Entremos
—te sigo — dijo __________.
Es algo corto pero espero que les guste. NO OLVIDEN VOTAR.
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Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋
FanficT/N Gerner no estaba en venta; un hombre ya había aprendido esa lección y Nanami Kento tendría que aprenderla también. Su nuevo vecino era viril, protector y generoso en exceso, pero nada conseguiría que T/N se metiera en su cama... Hasta la noche e...