Capítulo 22: Pago por ti

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—¿Te ha llamado la policía? —preguntó ella en el coche.

—No —condujo con manos seguras—. ¿Cuáles son tus planes?

—He de llamar al señor y a la señora Ogilvie, la gente a cuyo nombre está la hipoteca, y contarles lo sucedido.

—¿Y luego?

—Ver si puedo conseguir otro préstamo.

—No te lo darán —ordenó.

—Lo sé, pero debo intentarlo.

—Sí, supongo que sí —aceptó tras un breve silencio.

—Si no lo consigo, venderé Xanadú, pagaré a los Ogilvie lo que pueda, y luego imagino que me tendré que declararme en bancarrota —su voz carecía de emoción—. ¿Aún quieres comprarla?

—Depende del precio, y supongo que éste quedará establecido por los Ogilvie. Probablemente contraten a alguien para que tase todo. No hagas nada en unas horas.

—¿Qué diferencia marcarán unas horas?

—No deberías pasar por todo esto —su voz se suavizó.

—Soy joven y fuerte. No es el fin del mundo.

—Sólo de un sueño.

—Maldito seas, para ya —susurró.

El coche entró en su tierra y se detuvo ante el cobertizo.

—Jamás fue tu sueño, ________ —indicó con voz fría—. ¿Qué harías si pudieras elegir? ¿Cuáles son tus sueños?

—Creo que no me queda ninguno —observó por la ventanilla el jardín y la casa abandonados.

—Entraré contigo.

—¿No tienes cosas que hacer?

—Te ayudaré a comprobar qué puedes salvarla.

—Gracias —repuso despacio.

Nanami se inclinó, acercó su rostro y le dio un beso apasionado. Ella pegó sus labios a su boca y el beso se ahondó. Ambos respiraban más deprisa cuando él se apartó.

—Pronto pasaremos todo un día en la cama —anunció Nanami.

Atesorando sus palabras, porque significaban que deseaba algún futuro con ella, entró en la casa, dejó el bolso y luego se dedicó a alimentara las gallinas.

—Quizá la madre de Nobara las quiera —comentó—. Le gustan las gallinas.

—Me parece una buena idea —cerró la puerta del gallinero a su espalda y se dirigieron a los invernaderos.

Con un nudo en la garganta, ________ contempló las plantas moribundas. Tomó un brillante pimiento en la mano.

—Aún se pueden aprovechar si los arranco ahora.

—Te ayudaré.

Terminaron con varias cestas de frutos de segunda categoría.

—¿Qué quieres hacer con ellos? —preguntó Nanami mientras ella recogía el último pimiento.

—Seleccionarlos, embalarlos y llevarlos al supermercado —miró con cuidado la piel verde del que sostenía en la mano—. Nanami, no hace falta que te quedes. No tienes nada que hacer aquí.

—Entonces te veré en un par de horas —se inclinó para besarla—. No hagas nada precipitado mientras estoy ausente.

—Debo llevar los pimientos...

Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora