Un mes más tarde ________ se erguía delante del espejo del cuarto de baño, maquillándose con mano diestra. Nanami acababa de llamar desde el coche para anunciar que llegaría pronto a casa; esa noche iban a ir a un cóctel que daba una de las juntas en las que él participaba en honor de un director general de una enorme empresa textil británica. Se pintó los labios y se observó con mirada seria. Había esperado disfrutar de intimidad con él, y así era... pero se trataba de una proximidad estrictamente limitada. Nanami le hacía espacio en su vida; estaba orgulloso de ella y sus ojos se iluminaban siempre que la veía. Pero pasado un mes poco más sabía de él que el primer día de su llegada a Auckland. Se sentía feliz, desde luego. Era el amante perfecto... inteligente, considerado, sexy, un hombre que adoraba su cuerpo con tal habilidad, elegancia y experiencia, que sus huesos se derretían cada vez que lo veía. ¿Qué mujer no sería feliz? Una que Lo amara.
Ir a su hermosa casa, aprender a amar a su dueño, era lo más peligroso que jamás había hecho. Mientras observaba su rostro con su leve máscara de maquillaje se preguntó si su apuesta daba frutos. El mes que habían pasado juntos le había enseñado la diferencia entre una abrumadora pasión física y el amor.
También le había enseñado que de él necesitaba algo más que adoración sexual y amistad; si no podía amarla, tendría que marcharse antes de desconcertarlo con exigencias que Nanami no podía satisfacer. Oyó la puerta y se volvió, obligándose a sonreír. El corazón le palpitó con fuerza al verlo entrar con su excelente traje a medida.
—¿Has tenido un buen día? —lo había pasado con la delegación comercial.
—Bastante bueno —la miró—. Desearía que esta noche no tuviéramos que salir.
—Yo también —coqueteó ella, ocultando la fugaz melancolía bajo una sonrisa.
Nanami se acercó y le dio un beso en la nuca.
—Me ducharé y me cambiaré de ropa tan rápidamente como pueda. Con algo de suerte quizá podamos escaparnos pronto.
No era probable. En ese último mes había aprendido que Nanami era respetado por los líderes de la industria que había elegido para desempeñar su carrera profesional.
—Me gustaría —le acarició la mejilla.
—Vi otra cosa que pensé que tal vez te podría gustar —comentó, dejando un paquete pequeño sobre el mostrador de mármol. Con el ceño fruncido, ella lo contempló—. Ábrelo —ordenó Nanami con una sonrisa.
Siempre le llevaba cosas, pero nunca antes le había comprado joyas. Le temblaron los dedos al abrir el envoltorio y el estuche. Se le disparó la esperanza... y murió al ver los pendientes, cada uno de una centelleante piedra verde rodeada de diamantes.
—Sí, hace juego con tu belleza —comentó mientras sostenía uno junto a su rostro—. Exactos.
—Nanami, no puedo aceptarlos —________ se mordió el labio.
—¿Por qué no?
—Yo no... no esperaba nada...
—Lo sé —una emoción secreta brilló en sus ojos—. Me complace regalarte cosas. No seas tan quisquillosa, cariño. Los pendientes, sin importar lo caros que sean, no son una cadena. No comprometen la libertad que tanto valoras.
Ella sólo podía aceptar semejante extravagancia si era ofrecida con amor.
—Crees que cada vez que bajas tu voz una octava me convierto en masilla en tus manos, ¿verdad?
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Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋
Fiksi PenggemarT/N Gerner no estaba en venta; un hombre ya había aprendido esa lección y Nanami Kento tendría que aprenderla también. Su nuevo vecino era viril, protector y generoso en exceso, pero nada conseguiría que T/N se metiera en su cama... Hasta la noche e...