Capítulo 21: Amantes💖🍋

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ADVERTENCIA

ESTE CAPITULO TIENE CONTENIDO PARA MAYORES DE EDAD, SI TÚ NO ERES MAYOR DE EDAD Y AUN ASÍ QUIERES SEGUIR LEYENDO NO ME HAGO RESPONSABLE YA QUE ADVERTIDA ESTAS. PECADORA JAJAJA, TQM.

POSDATA: UNA DISCULPA POR TARDAR, OTRA IDEAS EN MENTE ME HICIERON A LENTARME.





Besándola profundamente, la alzó en brazos y la dejó sobre la cama; ella jadeó por el frío de las sábanas contra su espalda, y cerró los ojos mientras unas manos fuertes le quitaban la parte inferior del pijama. Un momento después Nanami quedó desnudo a su lado, abrazado a ella con la boca enterrada en su cabello.

Le besó el cuello, y al tiempo que ella temblaba aún por el esplendor de sus labios en su piel, comenzó a succionarle el pecho. Se oyó gemir, cómo Nanami contenía el aliento, y el corazón le palpitó con fuerza en los oídos. Con los párpados cerrados la oscuridad la envolvió como un amante, intensificando cada sensación para centrarse por completo en el sensual tormento de su boca.

—Es demasiado —susurró.

—No —su respiración bañó la humedecida y muy sensibilizada areola—. No creo que nunca tenga demasiado de ti. A mí también me gusta que me acaricien, ________.

Ella apoyó la palma de la mano en su torso y disfrutó con el trueno irregular que sintió. ¿Era ella quien le causaba esa reacción o se mostraba tan errático y atronador con cualquier mujer?

«Probablemente, eso último», pensó, tratando de retener cierto grado de inteligencia. ¿Por qué debía pensar que era especial entre sus amantes? Claro está que él se lo había dicho... y por esa noche, ese momento, le había creído.

Abrió un poco los ojos y pasó los dedos por la línea arrogante de su mandíbula, el cuello, la férrea curva de su bíceps, su peche tonificado, mientras su insistente boca la arrojaba a otro plano de existencia donde ________ sólo era capaz de sentir.

—Es suficiente —gruñó Nanami de repente—. He sobreestimado mi autocontrol. Cuando me miras con ojos tan hambrientos me pierdo. Lo único que deseo hacer es enterrarme en ti y perderme allí.

Una mano esbelta y hábil se deslizó a su cadera y luego a la pequeña cavidad de su ombligo; asombrada, ella descubrió que también era un punto sensible, conectado directamente a su núcleo más profundo. La mano de Nanami era diestra y gentil, implacable, inexorable, y su boca también mostró el mismo afán de exploración.

Retorciéndose bajo su primigenio acoso, ________ le devolvió las caricias, hasta que él le tomó las manos con una suya y las echó por encima de su cabeza, inmovilizándolas sobre la almohada.

—Espera —pidió, y entonces se situó encima de ella.

________ estaba lista, lo sabía, su cuerpo se lo decía, pero por un momento contuvo la respiración. Se elevó, pegando sus caderas a las de Nanami, buscando, anhelante, demandando la fuerza y el poder.

—Sí —soltó él entre dientes y la llenó, consumiéndola, uniéndose con ella en el más primitivo de todos los abrazos.

________ pronunció su nombre en voz alta y quebrada, y Nanami se retiró un poco antes de volver a penetrarla, para establecer un ritmo lento al principio y luego, mientras comenzaban a girar juntos en la danza extática y despiadada de los sentidos, cada vez más rápido, hasta que al final ella se vio arrojada con un placer insoportable a un mundo exultante donde lo único que importaba era Nanami y ese hechizo violento y tormentoso.

— Se siente muy bien — dijo ________ entre gemidos, perdiendo el control de su cuerpo y boca.

—Aun no termino yo —dijo Nanami

Nanami se acero y deposito un tierno beso en su frente y luego en sus labio, se puso totalmente encima de ella moviéndose aun dentro de __________.

Él la siguió en el acto; echó la cabeza atrás con respiración entrecortada y tensó los brazos en torno a ella para llegar al palpitante clímax.

Con las oleadas de su propio orgasmo aún ondeando en su interior, ________ yació bajo él en voluptuoso abandono mientras su corazón se tranquilizaba poco a poco. Sudorosa, saciada, se preguntó si la vida reservaba algo más.

Al rato Nanami se movió. Ella murmuró algo.

—Tranquila, no me voy —la acomodó a su cuerpo y apoyó su mejilla sobre su hombro. Demasiada exhausta para hablar, ________ le besó la piel. Él rió mientras le tomaba la barbilla con la mano y le alzaba el rostro—. De modo que esos ojos son naturales... nada de lentes de contacto.

—No —con el dedo trazó el hoyuelo de su barbilla—. Son del mismo color que los de mi padre.

—¿Y también heredaste de él esos párpados seductores? —le besó las pestañas.

—No, de mi madre —su cuerpo volvió a despertar, y la implacable marea de lujuria y deseo palpitó cuando la boca de Nanami exploró su cara. Pero él se apartó, extendió un brazo y apagó la luz. —Ahora duerme —ordenó con voz callada.


________ despertó en una habitación vacía con el sonido de voces en el porche. Nanami... y Choso. Al pie de la cama estaba la ropa que con tanta premura había guardado en el bolso la noche anterior.

Era como si hubieran pasado semanas. Con sigilo salió de la cama y se puso los vaqueros y la camiseta; hizo una mueca por la rigidez que experimentó en músculos que rara vez usaba. Las voces se distanciaron y se preguntó si tendría que marcharse para comenzar a organizar sus asuntos.

No, el orgullo lo prohibía. No estaba avergonzada de hacer el amor con Nanami, y no pensaba escabullirse como si hubiera realizado algo humillante o ilegal. Después de retirar la sábana para que se aireara, se lavó los dientes y la cara, luego regresó al dormitorio para hacer la cama. Se hallaba de pie ante la ventana cuando apareció Nanami en el umbral.

—Ya puedes salir. Se ha ido.

—¿Choso?

—Sí —no parecía el amante de la noche anterior; su rostro se veía sombrío—. Lo envié a Bowden. ¿Quieres desayunar algo?

—No, gracias. He de volver a casa.

—Te llevaré.

Sin mirarlo, asintió, recogió el bolso con la ropa del día anterior y se dirigió a la puerta. Él no se movió; ________ se detuvo y observó ese rostro duro.

—¿Te lo has pensado mejor? —preguntó Nanami.

—Es demasiado tarde para eso.

—Demasiado —dominada la ira, se inclinó y le dio un beso intenso, como si quisiera marcarla y reclamarla para él—. Ya está hecho — añadió—. Mandé a Choso a un recado porque sabía que no querrías que te encontrara aquí, pero a mí no me importa que alguien sepa que somos amantes.

—A mí tampoco —lo cual casi era verdad.

—No te preocupes por nada —le alzó el mentón con un dedo. ¡Qué fácil resultaba para él decirlo! ________ bajó las pestañas—. Y no me mires de esa manera a menos que desees encontrarte de nuevo en la cama —la mirada sobresaltada de ella le provocó una risa carente de humor

— No, lo imaginaba. Hoy tenemos mucho que hacer. Vamos.





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Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora