Capítulo 10: Una Mujer Difícil

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—¿Quieres que me ponga boca arriba? Pensé que habías dicho que no estabas interesado —el desdén se reflejó en la voz de _________, ocultando, al menos eso esperaba, la intensa decepción. Decepción estúpida, porque entre ellos sólo había una poderosa atracción sexual—. Olvídalo... no estoy tan desesperada. Ni soy tan pobre.

—O tienes una mente muy calenturienta o mercenaria —comentó Nanami—. Si crees que el sexo es sólo un favor... desde luego tienes derecho a mantener esa opinión. Sin embargo, y para aclarar las cosas, no pido sexo a cambio de favores. Y cuando hagamos el amor ni se planteará la cuestión de un pago.

—No existe la cues... la cuestión... de hacer nada —soltó, furiosa y excitada por su sosegada convicción de que iba a suceder—. Ya te lo dije, media hora de coqueteos ligeros en un baile de máscaras no es base para levantar una relación. Ninguna relación —añadió con absoluta determinación—, ni siquiera la más básica de satisfacer un deseo.

—Y tú te encargas de que no surja nada más sobre que cimentarla — enarcó las cejas—. Nunca he visto a nadie que diera marcha atrás con tanta rapidez. ¿Te has quemado, _________?

—¿Y quién no?

—¿Aún no lo has superado?

—Claro que sí —lo miró desafiante—. ¡Había muy poco que superar!

—Qué extraño, entonces, que tu reacción sea tan explosiva —con una zancada invadió su espacio y con dedos posesivos encontró el martilleante pulso en su muñeca—. Los signos de pasión son casi los mismos que los de la excitación —murmuró, observándola con ojos calculadores—. Te brillan los ojos y ese bonito rubor en los pómulos podría ser por la ira. Pero la gente furiosa aprieta los labios... y los tuyos están blandos y llenos —se llevó la muñeca a la boca.

Desesperada, _________ intentó cerrar la mano, trató de recordar las llaves que le enseñaron en el curso de autodefensa unos años atrás, pero carecía de fuerza y no podía moverse.

Aunque la boca de Nanami fue suave sobre su piel, lo que provocó que emitiera un sonido ronco fue la punta de su lengua siguiendo las líneas de la palma con erótica finura.

«», pensó exultante, «oh, sí...»

—De modo que hemos dejado claro que no es por la pasión... no del todo —musitó sin apartar la mano de sus labios. La miró y ella se encogió ante el triunfo que ardía en sus ojos entrecerrados—. Deberías verte —la acarició con la voz—. Párpados pesados y boca exuberante, piel tan fina y translúcida como el más preciado marfil, tu flexible y ágil cuerpo arqueándose hacia mí... prometes todos los deleites.

Marcada en su alma en el instante en que su boca la había tocado para vaciarla de toda energía, de resolución y autonomía, con un movimiento convulsivo apartó el brazo. Él la dejó ir con gesto displicente, mirando mientras se frotaba la muñeca contra el muslo.

—La vida sería infinitamente más sencilla si resultara tan fácil deshacerse del deseo —comentó él con cinismo—. Para o te arrancarás la piel.

—Maldito seas, no soy delicada ni débil —repuso con voz nerviosa y los brazos quietos a los costados—. Soy fuerte.

—Y la idea de tu fortaleza me parece muy seductora —antes de que ________ pudiera responder, añadió—: Si tienes algún prejuicio en hacer el amor boca arriba, me encantaría mostrarte otras posturas más atrevidas.

—Olvídalo —durante un único y extravagante segundo lo vio tumbado debajo de ella como un felino indolente.

—Ojalá pudiera —se encogió de hombros. Aunque sus ojos aún irradiaban ardor, su voz sonó fría y controlada—. Volviendo a tu aprensión original, quiero dar una fiesta en un restaurante en Bowden con el fin de pagar mis deudas sociales. Necesito una anfitriona. Si desempeñas ese papel, estaremos en paz... y puedes olvidarte de la valla.

Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora