Capítulo 34: Despertar a tu lado

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—No habría dejado de buscarte hasta haberte encontrado. Te necesito tanto. Nada vale la pena si no estás conmigo, si no puedo volver a casa para ver esos ojos perversos y esa sonrisa tentadora, si no sé que al final del día nos sentaremos juntos y charlaremos. Hacer el amor contigo es un paraíso que no me merezco, pero valoro todas las demás cosas de ti de igual manera... tu inteligencia rápida, tu energía, tu obstinada determinación para hacer lo que consideras correcto, tu sólida integridad. ________, dulce ángel, cásate conmigo pronto.

—Claro que me casaré contigo —murmuró, el cuerpo flojo y satisfecho contra él. Alzó la cara y besó su mentón—. Creo que me enamoré de ti cuando me llevaste en brazos por los escalones y me dijiste que era una superviviente hermosa.

—Hablando de sobrevivir, ¿es grave tu alergia a las avispas?

—He de llevar las píldoras conmigo allá a donde vaya, pero por lo general soy muy cuidadosa... salvo cuando mi cerebro entra en cortocircuito por mi vecino —volvió a besarlo y tembló cuando la abrazó con más fuerza—. Menos mal que me viste por la televisión.

—Hmm. Me volví loco al descubrir que te habías ido. Llamé a la policía y a una agencia de detectives, y exigí que se pusieran a buscarte de inmediato —encontró la comisura de sus labios y la besó—. Luego te vi en el noticiero y quemé las ruedas para llegar hasta aquí. Por suerte para mi cordura, ya había llegado a la conclusión de que si no te encontraba tendría que volar a Inglaterra para ver a tu amiga Nobara y suplicarle que me dijera dónde estabas.

—Seguro que te lo habría dicho —rió con ironía—. Cree que eres maravilloso.

—Hmm. Es muy protectora contigo. ¿Qué quieres hacer cuando nos casemos? —cambió de tema—. ¿Ir a la universidad? ¿Vivir en el campo? ¿Poner tu propio negocio?

—Lo que debería hacer —indicó con tono vengativo— es regresar a Bowden y abrir una inmobiliaria al lado de la de ese desgraciado de Choso. Si no hubiera sido un chismoso tan desagradable, tú no me habrías considerado una reencarnación de Cleopatra.

—Oh, creo que sí —rió; calló y luego susurró—: Entonces no lo sabía, pero no creo que tuviera mucha fe en las mujeres hasta que te conocí.

—No me extraña —lo abrazó—. La crueldad de tu madre biológica debió afectarte, y entonces se murió; es una especie de traición cuando tus padres mueren, ¿verdad? Y luego pensaste que tu madre te había traicionado también al dejarle Pukekahu a Toji. No es fácil superar esas cosas.

—No las superé hasta conocerte y descubrir que había mujeres que mantenían la fe, que asumían sus responsabilidades.

Cuando ________ le besó los ojos, su boca encontró unas pestañas húmedas. Un aguijonazo de emoción, levemente maternal por el niño que había sido, completamente adulto por el hombre que era en ese momento, la paralizó.

—Te amo tanto —susurró.

—Y yo te amo, con todo lo que soy y lo que alguna vez seré —bajadas todas las barreras, permanecieron unidos en la silenciosa comunión de un abrazo íntimo—. Escucha —dijo Nanami.

Ella se dio cuenta de que la lluvia había cesado.

—El viento ha cambiado —comentó con súbita alegría.

—Hmm —Nanami sonó perezoso y complacido—. ¿Quieres sacar la carrera de botánica que pensabas en el colegio?

—Me encanta dibujar plantas, pero no estudiarlas.

—Eso podrías hacerlo si viajaras conmigo... sabes que me muevo mucho. Podrías ser tan independiente como quisieras, siempre que volvieras a mi lado cada noche.

—Eso me gustaría —era como alcanzar el cielo.

—Bien. No hay prisa, pero creo que tu talento para dibujar te enseñará tu camino. ¿Dónde quieres vivir?

—¿Qué te parece Pukekahu? —preguntó tras una leve vacilación.

—Podría ser —y con la astucia que hacía que ella a veces lo temiera, añadió—: Choso se ha ido. Consiguió un trabajo en un rancho de ovejas en fuera de la ciudad.

—¿Lo organizaste tú?

—En cierto sentido.

—Espero que esté bien.

—Lo estará. Sólo necesita tiempo para superar su obsesión por ti. Y ahora duerme un poco.

—¿Por qué? —ella se estiró con languidez y se frotó un poco contra él—. No creo que lo necesite.

—Debes sentirte exhausta. Tenías los músculos de la espalda muy contraídos.

—Creo que la mejor manera de eliminar la rigidez de los músculos es volviendo a usarlos.

—¿Cómo pude haberlo olvidado? —inclinó la cabeza para susurrar oscuras palabras de pasión en su oído.

________ se abandonó a la inconsciente marea de deseo. Fuera, la lluvia caía otra vez, pero con suavidad, y en la habitación a oscuras hicieron el amor con toda la promesa y en la habitación a oscuras hicieron el amor con toda la promesa y alegría de un futuro lleno de verano.





Espero que les guste no olviden VOTAR y seguirme para más historias seré más puntual estamos creo que a dos o tres capítulos de terminar.💖💖

Más que Amante - Nanami Kento X Reader 💝💘🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora