Hazel Beckett.
Entré al aula de física y casi de inmediato noté su ausencia. Mi mirada recorrió las filas de pupitres con un atisbo de esperanza, aunque en el fondo sabía que probablemente llegaría en cualquier momento. No quería estar aquí. Si fuera por mí, me habría dado media vuelta y me habría ido, pero ya tenía demasiadas faltas y no podía darme el lujo de que llamaran a mis padres.
Suspiré y saqué mi celular de la mochila, desenredando los auriculares con calma. Si Tom aparecía, al menos tendría una excusa para ignorarlo. La música siempre era un buen escudo. Quedaban unos cinco minutos antes de que llegara el profesor, así que quizá, solo quizá, él no vendría.
Deslicé el dedo por la pantalla y seleccioné la primera canción de mi lista de reproducción. Me dejé llevar por la melodía mientras fingía estar concentrada en subrayar algo en mi libro. Pero entonces, sentí su presencia antes incluso de verlo.
Tom entró al aula.
Aparté la vista de inmediato, como si quemara, como si no quisiera que me descubriera mirándolo. Subí el volumen al máximo, fingiendo que estaba completamente absorta en lo que hacía. De reojo, vi cómo dejaba su mochila en el suelo y se sentaba a mi lado. Supe que me hablaba por el movimiento de sus labios, pero no podía oír nada con la música en mis oídos.
Sin decir una palabra, coloqué mi celular en la paleta del banco, como si fuera una prueba silenciosa de que no lo estaba ignorando, solo no podía escucharlo.
Él apretó los labios, inquieto. Luego, de repente, se puso de pie y se fue hacia las bancas del fondo. Con ellos. Con Ellie.
Tragué saliva con dificultad y apagué la música. No quería seguir escuchando, pero ya no tenía sentido fingir. Guardé los auriculares con algo de brusquedad justo cuando el profesor ingresó al aula.
—Buenos días, clase —saludó el Sr. Thompson mientras los murmullos se apagaban y los alumnos se apresuraban a tomar sus asientos.
Me crucé de brazos cuando Tom volvió a sentarse a mi lado.
—Al menos ahora ya no tienes esos auriculares —murmuró con un tono que no supe descifrar del todo.
No respondí. Me limité a apretar los labios y a fijar la vista en el frente.
—Hazz, necesitamos hablar —continuó, soltando un largo suspiro.
—Bueno, ahora estamos hablando —musité con indiferencia, sin mirarlo.
Lo escuché resoplar, frustrado.
—Hablo de una charla privada, donde pueda explicarte lo de ayer.—
—Ayer me lo explicaste. Creo que ya lo tengo claro.—
—Por favor, Hazel —su voz se tensó, con un dejo de súplica—. Sé que quieres escucharme, así que deja de comportarte de esta manera.—
Giré apenas el rostro, frunciendo el ceño.
—¿De qué manera?—
—De esa manera —señaló, mirándome con seriedad.
No dije nada. No había nada más que decir.
Las dos horas de física pasaron como una eternidad. Cuando sonó la campana, di gracias en silencio. Todos comenzaron a recoger sus cosas, apresurándose para salir del aula. Tom hizo lo mismo. Yo, en cambio, me quedé atrás, guardando mis útiles con más calma, convencida de que estaba sola.
Pero me equivoqué.
Al levantar la vista, lo vi.
Tom estaba en el umbral de la puerta, esperándome.

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Eclipse | T.K | ✓
Roman pour AdolescentsS|| "Cuida tus espaldas Bill, porque en el espacio que dejaste, Tom y Hazel se acercaron más de lo que imaginabas, cambiando el curso de todo lo que creías seguro." •Tom Kaulitz Fanfic •La obra contiene lenguaje vulgar. •Contenido +18.