S|| "Cuida tus espaldas Bill, porque en el espacio que dejaste, Tom y Hazel se acercaron más de lo que imaginabas, cambiando el curso de todo lo que creías seguro."
•Tom Kaulitz Fanfic
•La obra contiene lenguaje vulgar.
•Contenido +18.
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Tom Kaulitz.
Y había mentido. Estaba solo. Sabía que ir a hablar con Bill era un suicidio. Sinceramente no esperaba que me recibiera con los brazos abiertos, de hecho, esperaba su peor reacción.
Suelto un respiro,antes de sentarme en las bancas del gimnasio. Todos comenzaban a ingresar, y yo buscaba al morocho entre la multitud. Era la única clase que compartíamos, así que era la única oportunidad que tenía para hablarle, puesto que, después de la discusión del sábado en el hospital. no habíamos vuelto a toparnos. Por un momento creía que no vendría a clases, después de todo, no lo había visto en la entrada, y más, cuando Georg seguía en el hospital en observación, había posibilidades de que en estos días fuera dado de alta.
Su rostro se vuelve serio al instante en que me ve. Me pongo de pie, y antes de ir a dirigirle la palabra, voy hacia mi casillero, y comienzo a vestirme para la práctica de Gimnasia. Parecía increíble, como te podías sentir observado por otra persona a tus espaldas. La fría mirada de Bill me apuñalaba. Cuando termino, me volteo a verlo fijamente.
Todos empiezan a ir al interior a la cancha del gimnasio, mientras que ambos nos quedamos ahí, viéndonos como si fuéramos a matarnos en cualquier momento. Tyler estaba entre nosotros, excepto Gustav.
─¿Podemos hablar?─ murmuro, cortando a Tyler, quien estaba a punto de decir algo. Miro fijamente al morocho. Este aprieta su quijada, pero asiente.
─Chicos, no armen una escena aquí.─ nos pide el castaño, tallando su rostro.
─Descuida, solo quiero hablar.─ le aseguro, carraspeando mi garganta
El morocho sonríe, y se encoge de hombros. ─No te aseguro nada.─ murmura, sin quitar la vista de mí Entrecierro mis ojos.
─Estaré del otro lado, por si las cosas se salen de control─ nos advierte, antes de salir. Miro al piso, esperando al sonido de la puerta avisando que esta fuera.
─¿Qué quieres?─ arroja el morocho, antes de que pueda decir algo.
─Por una vez en tu vida, trata de comportarte.─ le pido, con fastidio.
─¿Disculpa?─ gruñe. Ruedo los ojos, negando con mi cabeza.
─Quiero ofrecerte una tregua.─ Le anuncio, recibiendo una carcajada de su parte. Sabía que esto no era lo que esperaría de mí.
─¿Una tregua?─ se ríe. ─Por dios, no seas ridículo.─ espeta, endureciendo su voz.
─Solo estoy tratando de darle fin a todo este asunto de peleas constantes entre nosotros.─
─¿Enserio crees que aceptare tu estúpida tregua?─ escupe, aniquilándome con su mirada. ─¿En serio crees, que dejare a Hazel ser feliz contigo?─ se burla. ─¿En serio crees que dejare pasar lo que me hicieron?─
