S|| "Cuida tus espaldas Bill, porque en el espacio que dejaste, Tom y Hazel se acercaron más de lo que imaginabas, cambiando el curso de todo lo que creías seguro."
•Tom Kaulitz Fanfic
•La obra contiene lenguaje vulgar.
•Contenido +18.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hazel Beckett.
Sonrío, mordiendo mi labio, re leyendo una vez más el último mensaje de Tom. Y es que, aprovecharíamos que era viernes para poder salir a bailar. Naomi y Gustav nos encontrarían allá, así que la noche prometía. Dejo salir un suspiro, y empiezo a ponerme el maquillaje con un poco de prisa, pero cuidando de no arruinarlo. Una vez que terminó, me observo con detalle en el espejo. Sonrío, aprobando mi look para esta noche. Me pierdo demasiado en ello, que no me percato de la figura masculina a mis espaldas, si no, hasta que esta se decide por hablar.
─Luces hermosa.─ y esa voz, era demasiado familiar.
Dejo salir un grito, cuando encuentro a Bill en el marco de la puerta, con una sonrisa en sus labios. Me giro con una gran rapidez, retrocediendo unos cuantos pasos. Estaba asustada,eso quedo en evidencia al instante.
─¿Qué haces tú aquí?─ dejo salir con torpeza. Lo veo avanzar con suma naturalidad al interior de mi habitación. Abro mis ojos, y rápidamente me escudo con mis brazos al frente. ─Ni se te ocurra acercárte.─ le advierto, tragando saliva con dificultada.
Él por su parte solo se limita a ensanchar su sonrisa, mientras continua avanzando. ─Descuida, no haré algo indebido.─murmura, alzando sus manos.
─¿Quién te dejo entrar?─ demando saber, sin relajarme absolutamente nada.
La pregunta más estúpida, porque en la casa solo estábamos mi madre y yo.
Esto era el límite.
─Sabes perfectamente quien me dejó entrar.─ dice, frenando a unos cuatros pasos por delante de mi. ─Y ella salió, así que estamos solos.─
─Tom está por venir.─ le menciono, a sabiendas de que eso posiblemente frenara lo que sea que estuviera pasando por su retorcida mente.
De sus labios se escapa una pequeña risa. ─Gracias a Dios, no le temo a ese bastardo.─ trago saliva. ─Pero descuida, como dije, no pienso hacerte nada, simplemente quiero que hablemos. 'Te dije que tarde o temprano lo haríamos."─
─No tenemos nada que hablar, ya no hay nada entre nosotros que podamos aclarar.─ espeto, apretando mi mandíbula.
Una risa gélida, es todo lo que dice, antes de cruzarse de brazos, y hablar.
─Por supuesto que hay mucho que aclarar, preciosa.─murmura, provocando que arquee mis cejas sin comprender su punto.
─Terminamos Bill.─ me lanzo a recordarle. ─Y creo que ayer fui muy clara al decirte que no pienso volver contigo.─ gruño por ultimo.
─Quien fue claro, fui yo.─ alza su voz, acortando la cercanía entre ambos. Mi intento por escabullirme hacia otro lado, resulta fallida, cuando sus manos me sostienen con fuerza de mis brazos. ─Te dije que no ibas a estar con nadie, que no fuera yo, y pienso cumplir eso.─
