S|| "Cuida tus espaldas Bill, porque en el espacio que dejaste, Tom y Hazel se acercaron más de lo que imaginabas, cambiando el curso de todo lo que creías seguro."
•Tom Kaulitz Fanfic
•La obra contiene lenguaje vulgar.
•Contenido +18.
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Hazel Beckett.
Mi corazón me dice que le dé la oportunidad. Que le perdone su mentira. Sin embargo mi orgullo en esto momentos puede más. Él extiende las flores que trae en sus manos hacia mí. Me muestra una pequeña sonrisa insegura.
─No era necesario.─ murmuro, dudando en tomarlas.
─Sé que son tus favoritas, y si son necesarias─ niego, rodeándolo para ir a mi closet. Busco algo que ponerme, sintiendo la mirada del morocho a mis espaldas. ─Hazel─ susurra. No respondo a su llamado y dejo caer la toalla sin vergüenza, total, como él lo dijo; me conoce a la perfección. Sus manos me sorprenden trazando mapas por mis hombros desnudos, haciendo que mis vellos se ericen a su cálido tacto. Me remuevo, apartándome un poco de él.
─No funcionará.─ titubeo, poniéndome rápidamente un blusón blanco.
Me da la vuelta acorralándome entre la puerta del closet. Nuestras respiraciones se comienzan a mezclar y son sus labios los que se estampan con los míos. Me niego a respondérselo, pero después de estar varios segundos sin hacerlo, termino por caer en la tentación de este hombre. Sostiene mi cintura, arrimándome a su cuerpo y sé que es tarde.
Paso mis manos por su cuello, una vez que él me alza tomándome por mis glúteos. Enredo mis piernas alrededor de su cintura y con mis manos jalo algunos de sus cortos cabellos. Mordisquea mis labios, antes de comenzar a descender por mi clavícula y tirarme encima de la cama.
─¿Sabes que te amo verdad?─ Asiento, atrayéndolo de su mano hacia mí. Mis labios buscan con desespero los suyos. Mete sus manos debajo de la delgada tela del blusón y sonrie sin cortar el beso. Me apego a su bulto, arremangando su playera.
La quito rozando con mis yemas su espina dorsal, causando que algunos vellos se pongan de puntas con mi tacto. Le regalo una sonrisa, y comienzo a desabrochar el botón de su pantalón, y bajo la cremallera. Se los saca sin vacilar, y se sube sobre mí, sosteniéndose con sus brazos a los costados.
Relame sus labios después de haberme sacado el blusón. Abre el cajón de mi mesita de noche, y saca un preservativo que había dejado hace unas semanas aquí. Quita por último su bóxer, coloca el condón en su miembro, y en menos de lo que imagino, estoy abriendo mis piernas para él.
Tom Kaulitz.
Mi madre nuevamente esta histérica.
─¡De nuevo fumando!─ grita a mis espaldas. La ignoro subiendo con pesadez las escaleras. ─¡Te estoy hablando!─ aprieto mis puños, entrecerrando los ojos me fastidia mucho su exageración en todo lo que hago.
