S|| "Cuida tus espaldas Bill, porque en el espacio que dejaste, Tom y Hazel se acercaron más de lo que imaginabas, cambiando el curso de todo lo que creías seguro."
•Tom Kaulitz Fanfic
•La obra contiene lenguaje vulgar.
•Contenido +18.
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Hazel Bekcett.
Dejo mis libros en el casillero que tenemos en el gimnasio, y saco el uniforme para comenzar a vestirme.
─¿Y Naomi?─ pregunto a una de mis compañeras. Ella se encoge de hombros y camina hacia los vestidores. Sacudo mi uniforme, y me dispongo a seguirla.
─¡Hazel!─ el grito de Nay, me toma por sorpresa.
─¿Qué ocurre?─ pregunto, con preocupación.
─Cuando venía hacia acá, me topé con Gustav y Tom.─ deja salir, y agarra aire.
Enarco mis cejas. ─Se supone que debemos toparnos, no sé si te des cuenta, pero estamos en el mismo instituto.─ murmuro, dándome la vuelta.
─Oh, no seas idiota Hazel.─ espeta, a mis espaldas. ─Ni siquiera me dejaste terminar. Lo que quería decirte, es que me topé con ellos, y Tom iba golpeado.─ me giro con rapidez.
─¿Qué?─
─Como escuchaste, no se la razón de que este así, pero creo que deberías ir a verlo.─ antes de siquiera pensar salgo con prisa del gimnasio, Naomi viene detrás de mí. ─Deben estar en la enfermería.─ murmura, dando vuelta en uno de los pasillos. Afortunadamente no hay nadie, ya que, todos están en clases
─¿Está segura de que era Tom?─ le pregunto con preocupación.
─Claro que estoy segura, no creo que haya dos Tom en la escuela.─ ruedo los ojos, y detengo mi paso frente a la puerta de la enfermería.
Dejo salir un suspiro, y giro el pomo. Encuentro solo a Tom y Gustav. Entro con cuidado, y Noami me sigue. Sus cabezas se giran hacia la entrada veo el rostro de Tom, y ahogo un jadeo. Tenía marcas rojas por sus mejillas.
─Hazel, ¿Qué haces aquí?─ pregunta, haciendo un esfuerzo por no quejarse. Se toca sus costados, y aprieta sus labios en una línea recta.
─Creo que es obvio que hago aquí.─ murmuro, poniéndome frente a él. Gustav nos observa unos segundos. Tom le hace una seña con su cabeza de qué salga. Naomi lo sigue, dejándonos a solas. Muerdo mi labio, y acerco mi mano a la suya.
─Me preocupé.─ trago saliva, viendo a sus ojos.
─No tenías por qué hacerlo.─ murmura, apartando su mano. ─Pero ya que te has tomado la molestia de venir hasta aquí, te diré que estoy bien, ahora puedes irte.─ Entre abro mis labios, confundida por su cambio de humor.
─¿Qué?─ balbuceo, alejándome un poco.
─Escuchaste perfectamente, vete de aquí, no necesito de tu lastima─ Espeta.
