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Un día como cualquiera en la vida de Miguel; clases transcurriendo de forma tediosa. Había algo que detestaba más que cualquier cosa y eran las primeras horas de escuela un Lunes por la mañana.

Miguel no era el estudiante ni más brillante ni el más destacable (desde su perspectiva). Era alguien que pasaba desapercibido exceptuando el hecho de que su personalidad y temperamento eran... difíciles.

Alguien con opiniones e ideologías tan marcadas como él a veces podía ser irritante y, lo era.

—¡Miss! Dígale al panafresco éste que los hombres no pueden opinar sobre el aborto— Chilló una de sus compañeras de clase; Viviana, "la feminista empoderada"

—Existe la libertad de expresión, feminazi— Devolvió Miguel, consiguiéndose una mirada fulminante por parte de ésta.

Seguido de esto inició una discusión en la que intervinieron no solamente la profesora presente; sino que el alumnado entero. En el punto más acalorado de toda la discusión irrumpió el director bajo el marco de la puerta del aula; sosteniéndole el hombro a lo que parecía ser un muchacho completamente desconocido.

—¿Se puede saber qué es todo este escándalo?— Todos se miraron entre sí tratando de buscar alguien a quien señalar hasta que la maestra tomó riendas de la situación; disculpándose por ello.

Miguel recibía muecas por parte de su compañera Viviana, mientras este se limitaba a burlarse de ella haciendo ademanes.

—Bien clase, quisiera presentarles al alumno que se nos integrará este semestre; Luis— La atención de los presentes fue captada rápidamente por esto, a lo que él chico a un lado suyo saludó elevando su palma mientras sonreía tímidamente.

—Toma asiento donde gustes, Luis. Bienvenido.

Algo en él había captado por completo la atención de Miguel, dudaba en si lo alto y fornido que era el sujeto o el hecho de que tenía puesta una sudadera bicolor con el logo de Seguidores de La Grasa.

—Tienes que estar jodiendome— Murmuró para sí mismo mientras que el rostro iluminado por una sonrisa amplía proveniente de aquél chico se aproximaba hacia él; para su mala suerte, Miguel al ser un chico tan temperamental provocaba cierto temor e incomodidad sobre sus compañeros, por lo que el único asiento libre era a su lado.

—Khe onda prro, soy Luis, pero me puedes decir papu o lince, ¿cómo te llamas? ¿amigo o enemigo?— Sus ultimas palabras salieron entre risas; Miguel había entendido la referencia a aquel "momazo" pero mantuvo un ceño fruncido, casi formando una mueca de disgusto.

—Tus memes rancios no dan risa, cuck.

La emoción en la sonrisa de Luis se convirtió en incomodidad y hasta cierto punto vergüenza, pero no era algo que lo desmotivara; sabía muy bien de momazos y seguro alguno que le enseñara conseguiría sacarle una carcajada.

—¿Me estás retando?— Contestó Luis; sosteniendo su teléfono mientras tecleaba rápidamente su colección de sus mejores momazos en facebook.

—No quiero ver tus memes viejos, actualízate— Miguel alzó la mirada hacia la profesora, ignorando por completo la pantalla a su lado.

—¡Anda! Está bien chidori xd— Luis se acercó un poco más; provocándole una mala reacción a Miguel, quien le apartó el celular de un manotazo el cual no midió su fuerza, haciendo que este mismo cayera al suelo; interrumpiendo la clase por lo estruendoso y repentino que fue.

—¡No me molestes!— Exclamó entre dientes Miguel; tratando de ser discreto mientras Luis tomaba su celular y notaba la pantalla del mismo estrellada, rogando internamente que se tratase de la mica protectora y no el display.

—Oye, tranquilo viejo— Contestó Luis mientras veía de reojo como la profesora caminaba hacia ambos, luciendo molesta

—¡Se van a prefectura!

Miguel y Luis caminaban entre los pasillos de la escuela, Luis no sabía a donde se dirigían pues no conocía a fondo las instalaciones; al contrario de Miguel, que caminaba tan enfadado que no quería ni voltear a ver a Luis. Su padre lo mataría si llegaba con un reporte, peor aún, si por el teléfono estrellado tenía algún citatorio para llegar a un acuerdo con los padres de Luis.

Toda esta situación lo enojaba aún más, pero en el fondo de eso; se sentía arrepentido por siquiera contestarle al papulince ese.

—¿Dónde queda prefectura?— El tono insistente de Luis terminó por sacar a Miguel de sus casillas; quien lo tomó por los hombros y lo estampó contra los casilleros, sacándole un quejido a Luis por la sensación de los candados enterrándose sobre su espalda.

—¡Todo esto es tu culpa! Si no me hubieras jodido no te habría tirado el teléfono y no estaríamos a punto de recibir un reporte— Las palabras de Miguel salían llenas de rabia, mientras sus puños envolvían con fuerza el cuello de la sudadera de Luis y sus ojos se conectaban, haciéndole notar completamente cuan enfadado se encontraba Miguel con Luis.

—Papuh, tranquilo... Sólo es una hoja de papel, puedes simplemente-...— Su oración fue interrumpida por un golpe sorpresivamente desmesurado para el tamaño de Miguel que recibió el casillero al costado de la cabeza se Luis; asustándolo un poco y haciéndolo callar de inmediato.

—¡No sabes lo que significa para mí, idiota!— Finalmente lo soltó; sintiéndose derrotado y resignado. Sentía cierto remordimiento tratándolo de esa forma, pero realmente no quería relacionarse con él y menos por lo que estaban por pasar.

Continuaron su camino, Luis no dejaba de pensar en alguna forma de compensarle o disculparse en sí, mientras que Miguel pensaba en cómo librarse de esta.

Ambos llegaron a la puerta de prefectura, donde Luis fue quien tomó la iniciativa de entrar y pedir la palabra para explicar la situación.

Los ojos de Miguel se esperanzaron al momento en que escuchó a Luis responsabilizándose de todo, desde el pleito entre ellos hasta el porqué ambos fueron echados de la clase hasta que llegaran con un reporte.

En conclusión; Luis fue quien recibió el reporte por su impertinencia, dejando a Miguel como el sujeto que solo "trataba de prestar atención en clase"

El camino de regreso al aula fue incómodo; Miguel estaba genuinamente agradecido, mientras que Luis seguía apenado por la cantidad de molestia que le había provocado en unos cuantos minutos.

Miguel no sabía como darle las gracias mientras que Luis no tenía idea de como enmendar completamente y que ambos se puedan llevar bien, pues, después de todo a Luis le parecía alguien genial Miguel.

love me back | papufrescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora