love me back | papufresco

34: Retroceso | Pt. 2

miguel's pov;

Esta situación sólo me afirmaba el hecho de que en realidad existía gente que era mala por el solo hecho de serlo.

—¿Se te ha caído toda la farsa o me equivoco? sigues siendo ése niño llorón, después de todo, ¿eh?— Tenía un nudo en la garganta tan apretado que por más que quisiera formular respuesta alguna simplemente mi cuerpo no conseguía mutarse. —¡Contesta!— Golpeó estruendosamente la puerta con la palma de su mano antes de fijarla a un lado de mi cabeza; aprovechando el dejarme aturdido para terminar de acorralarme.

Siento que estoy atrapado en una pesadilla.

—¿Q-qué... es lo que quieres?— Su asquerosa sonrisa nuevamente.

—Que no salga ni una palabra de tu boca sobre esto, de la misma forma en que no saldrá alguna de la mía.

—De acuer-...— Interrumpió mis palabras al instante para agregar otra petición.

—Quiero una noche contigo.

Aguanté una arcada llevándome la palma sobre la boca.

—¡Estás loco!— Sus palabras me devolvieron a mis sentidos, lo que me permitió empujarlo lejos y respirar con normalidad nuevamente.

Su mirada era grotesca, me sentía tan vulnerable que no hallaba la forma de huir sin armar un escándalo al respecto.

—Nadie tendrá que enterarse, mucho menos tu novio.

Preferiría morir de la forma más lenta y dolorosa que acceder a una condición tan degradante. Su chantaje terminó por perder seriedad para mí.

—¿Cómo puedes insinuártele a alguien con pareja? ¡Qué poco jodido respeto te tienes!— Escupí con la poca fuerza que mi corta recuperación de aquel momento me permitió, mientras me acomodaba nuevamente mis lentes luego de recogerlos del suelo rápidamente. —Me das lástima, no te mereces en absoluto a Pablo— Mis últimas palabras le hicieron permanecer en silencio por un segundo, parecieron haberlo tomado de sorpresa.

—¿Sabes de eso?

—¡Todo mundo lo sabe!— Mentí, pero supuse que eso lo mantendría pensando lo suficiente como para callarse por un momento. Aproveché lo abstraído que se quedó por lo que dije para correr fuera del gimnasio.

Me vi detenido al golpear accidentalmente mi cuerpo contra el de alguien más que al parecer se encontraba husmeando. Sentí pánico al instante, pero después de ver de quién se trataba me tranquilicé un poco. Era el tan inoportuno, Pablo.

No pienso volver a hablarte después de esto.

—¿Estás bien?— No estaba utilizando sus lentes, pues tenía los ojos llenos de lágrimas. Dios, ¿cuánto tiempo llevará llorando? Asintió mientras sorbía su nariz congestionada. —Discúlpame que te lo diga de esta forma, pero... no conseguí solucionar nada. Creo que sería mejor que lo dejaras así, encontrarás a alguien más, ¡te lo juro!— Palmeé su hombro y antes de que pudiese decir algo, me esfumé.

Tenía tantas ganas de irme a mi casa, no sabía cómo podría continuar mi día después de haber pasado todo eso.

Entré a mi salón y conseguí divisar a Luis hasta el fondo, donde ambos nos sentábamos; de pronto verlo sonreír a mi dirección me creó una sensación inmensa de estar a punto de llorar. Fruncí mis labios y caminé en su dirección, tomando asiento a su lado agachando la mirada en un intento por evadir la enorme culpa que sentía.

—¿Cómo te fue?— Preguntó. Dios, ni siquiera quería recordarlo.

—¿Podemos ir a tu casa hoy? Quisiera hablarlo a solas contigo...— Conseguí captar su expresión al verle de reojo; estaba tan preocupado, y era completamente entendible. Nadie pensaría lo mejor tomando en cuenta todos los detalles previos a mi regreso.