III

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El comienzo de la nueva competición estaba cerca. Debía prepararse y estar al tanto de como el equipo trabajaba. Estaba nervioso y un tanto preocupado. Sabía lo que debía hacer pero ahora estaba frente al monstruo rojo y azul. Reebull raicing no era para cualquiera. Ya solo la mera mención del nombre daba la impresion de grandeza. Grandeza a la que él debía adaptarse lo más pronto posible.

Tenía Miles de miradas sobre él, miles de personas juzgando sus movimientos y actuaciones. Pero sobre todo la gran comparativa a la que se enfrentaba gracias a su compañero de equipo que  era nada menos que el actual campeón.

Un compañero que demostró su disgusto desde el inicio. Un compañero que con su mera presencia y esa mueca que hacía con la boca, decía lo que sus labios callaban. La forma en que su cuerpo estaba rígido y erguido. Los ojos fríos y tan azules como el océano.

Ahora entendía lo que hablaban sobre él. El León, el campeón el peor enemigo de un compañero. Max y su mentalidad ganadora solo podían existir en ese mundo de las carreras lo demás, lo que no importaba y lo que no valía la pena mirar era destruido al instante. Y era por eso que debía de ser precavido. Que debía de esforzarse al máximo. Ser compañero de Max Verstappen era un sueño cumplido pero ¿A qué precio?

—¿Listo Checo? —dijo un hombre desde la puerta de la habitación con vistas al mar que le habían dado días antes.

—Estoy listo —respondió tomando sus gafas oscuras y colocando una gorra azul con su número 11 bordado en blanco. Era la hora de comenzar la nueva aventura.

—Bien. Tendrás práctica de reconocimiento hasta las 5pm. Después te dirigíras a la sala común donde empezarán una serie de actividades de promoción hasta pasadas las nueve. Después tomarás un pequeño descanso e iremos a la gala de bienvenida. Todo lo que necesitas ya se encuentra en tu habitación y si no lo hay solo pídelo ¿Lo has entendido?

A Checo le costaba un poco seguirle el ritmo. En sus escuderías pasadas no había nada de lo que en ese momento le comentaban a excepción de la gala. Normalmente pasaba las tardes jugando golf de aficionados y tomaba un día el ajustarse para la carrera.

Aunque todo lo que le decían le resultaba abrumador de alguna manera también le entusiasmaba.

—Lo entendí —se limitó a decir.

El resto del caminó solo guardó silencio y solo  interrumpía las instrucciones cuando la curiosidad sobre algo dentro del hospitality le picaba.

El trayecto fue corto y en menos de nada ya se encontraba vistiendo el uniforme azul que lo acreditaba como nuevo piloto. Y eso lo emocionaba. No recordaba tener una sensación parecida salvó cuando fue la primera vez que lo ficharon para la fórmula uno. Y estaba tan agradecido por ello. A partir de ahí su vida cambió radicalmente.

Salió con una sonrisa en su rostro entusiasmado por conocer el que sería su nuevo monoplaza.

El garage estaba abarrotado. Personas iban y venían. Infinidad de herramientas y objetos de prueba lo rodeaban y allá en el fondo se encontraba su RB20. Pero no solo eso también se encontraba Max vistiendo de blanco con el traje a mitad de su cuerpo. El sol resplandecía a su alrededor formando un halo de luz.

"Es hermoso"

El mono plaza lucía tan intimidante tanto como la persona que se encontraba sobre el.

Caminó a paso apresurado sintiendo una gran incertidumbre. No sabía que esperar. No sabía si se adaptaría rápido. Pero sobre todo no sabía cómo tratar al monstruo de las carreras que lo volvía a recibir con esa mirada dura y fría como el hielo.

Pudo notar como lo ignoraba deliberadamente. Sentía esa aura oscura y negativa salir de su compañero. Pero no sé amedrentó, siguió caminando enfocado en el automóvil que ya deseaba manejar.

SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora