XIV

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Max daba vueltas por toda la cama debido a la incomodidad. En pocos lugares lograba tener un sueño profundo ya que había demasiadas cosas en su mente hablandole al mismo tiempo.

En casi todos los sitios en los que se hospedaba había mandado a diseñar el lugar donde dormiría además de contar con un colchón especial que se amoldara a su espalda y le brindara el descanso que era debido. Pero esa noche, simplemente no podía encontrar la manera de acomodarse.

Checo dormía a dos puertas de él.

En su habitación.

En su cama.

Usando su ropa.

<<Maldita sea>>

Pensó Verstappen arrojando las sabanas lejos y levantándose a contemplar la lluvia ligera que caía a esa hora.

Su corazón latía con un frenesí incontrolable. Sus manos ardían de ganas de ir a tocar esa puerta. Y lo peor, es que no sabía si era por la añoranza de su cama especial o por sentir de nuevo el tacto de Checo.

<<Esto está mal>>

<<No puede ser real>>

Max se negaba a admitir que estaba sucediendo algo.

Cansado volvió a intentar recostarse en la cama que al instante le resultó aún más incómoda que al principio.

Exhausto, salió de aquella habitación. Ni siquiera sabía a dónde iría. Simplemente ya no podía estar más en aquel lugar.

Cual fue su sorpresa al entrar al pasillo. Checo permanecía recargado en la pared pensativo.
Miró de reojo a Verstappen que iba descalzo con unos pantalones de chandal holgados y una camisola blanca. Su cabello estaba completamente salvaje y libre de fijadores. El rubio de este caía desordenado por su frente y sus ojos azules y salvajes.

Max también notó como Sergio llevaba puesto uno de sus pijamas azules que le iban grandes, pero la mayor impresión se la llevó cuando notó que tenía el torso desnudo cosa que lo hizo tragar duro.

¿De dónde estaba surgiendo todo aquello?

Max no entendía por qué Sergio despertaba cosas en él. Cosas inimaginables. Sentimientos, interés por cosas que antes ni siquiera aparecían en su radar. ¿Cuándo fue que su presencia se había convertido en una necesidad para él?

La manera en que lo hacía sentir.

La forma en que lo miraba sin miedo. No como las demás personas que lo rodeaban. No. Checo lo trataba diferente, humanamente.

—Lamento haberte despertado —murmuró bajito Checo.

—No te preocupes. No podía dormir. Esa cama es una tortura —Max hizo un ademán con la mano a lo que Checo soltó una carcajada.

—Y la de esta habitación también. Demasiado blanda para mi gusto —Checo colocó una mano detrás de su nuca recordando la manera en que se hundió en aquella cama horrenda. Todo su cuerpo le recriminó.

Max ladeó la cabeza mirando los ademanes de Checo que estaba amenos de un par de metros de él.

—Quiza. Si quisieras, podríamos cambiar de habitación —pidió Verstappen.

—Si no te incómoda —respondió Checo.

—Para nada. La cama de mi habitación es la mejor del mundo.

Al escuchar aquello Checo comprendió que había estado en el lugar de Max. Que había usado su shampoo y su loción y que incluso probablemente traía puesta su ropa. Entonces este bajo la mirada al pantalón que llevaba y se ruborizó un poco.

SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora