XVI

498 57 9
                                    

—Señorita Piquet —la chica que era ayudante  publicitaria de Max había visto llegar a Kelly hacia un rato y se acercó a ella para informarle que las galletas y el café que Max había pedido temprano ya estaban listas.

Kelly miró a la chica de una manera tan despectiva para luego dirigir su mirada fulminante a aquel paquete que la mujer rubia llevaba entre las manos. El desagrado se hizo evidente en la brasileña que obviamente jamás aprobaría un desayuno tan poco saludable como aquel.

—Puedes tirarlo a la basura —contestó la brasileña con demasiado asco impregnado en sus facciones.

—Pero Max...

—Es el señor Verstappen. No pierdas tus modales malcriada —Kelly colocó su bolso en su hombro y caminó por aquellos pasillos siendo fotografiada al caminar.

Ella era la prometida del actual campeón del mundo, cosa que le había  dado cierto estatus y fama. Justo lo que había buscado siempre.

Sus padres le habían asegurado una vida llena de comodidades y atención como siempre lo había anhelado. Rogó por ser el centro de atención por muchos años hasta que un día el padre de alguien que figuraba en la escena del automovilismo llegó con aquella propuesta que beneficiaba a ambas familias.

Al principio Max había dado el visto bueno a aquello sin rechistar. Solo había sido advertido del papel que debía cumplir dentro de aquel trato a lo que sin preguntar nada más había accedido. Y por un tiempo representó muy bien su papel.

Asistía a las reuniones sin poner un pero. Se dejaba fotografiar por la prensa sin tener que ser cuestionado ya que Kelly normalmente era la que respondía en su lugar. Y todo iba bien para ambos. Sus padres habían invertido una cantidad considerable a la carrera de Max. Red Bull lo  recibió agradecido ya que debido a aquello habían podido invertir en el auto del  año siguiente. Y todo estaba funcionando bien.

Hasta hacía poco en que Max comenzó a comportarse rebelde y ajeno a lo acordado.

Joss le había advertido a Kelly de que debía usar pequeños trucos que atrajeran la atención de su hijo de nuevo.  Le había dicho que probablemente Mex debía tenerla cerca para recordarle a quien estaba prometido y su deber dentro de los tratos.

Y efectivamente Kelly estaba decidida a tomar cartas en el asunto. No es que el nerlandes le importará. Simplemente que adoraba ser el centro de atención donde quiera que iba. Amaba las fotografías de la prensa y tener que ser el foco de todo. Y Max Verstappen le ofrecía aquello.

___________________

La dinámica consistió en que ambos pilotos debían mirarse frente a frente. Sin hacer algún tipo de movimiento más que simples gestos que causaran que su compañero riera.

Checo miraba a Max frente a él. Su mente viajaba a miles de escenarios buscando el adecuado para mostrar la sonrisa del hombre más serio y seco que había conocido hasta el momento. Aquellos ojos penetrantes y azules tan serios y carentes de alguna emoción  lo intimidaban. El poder que Max exudaba era evidente y ocasionaba que Checo se preguntará si existía un poco de humanidad en su compañero.

Aún a pesar de todas las dudas que tenia respecto a si Max era un ser humano normal. Checo se preparaba internamente para lograr una sonrisa genuina que le había visto a Max antes.

Checo hizo un par de muecas que no sacaron de su estado estoico al nerlandes. Era una roca vientre. Hizo algunos gestos, pero no había nada ahí. Aún así, no se dió por vencido. Insistió hasta quedarse sin ideas; salvo una que le causaba cierto terror llevar a cabo.

No sabía como es que Max se lo tomaría. Un cosa era haber tenido momentos de cierta confianza con él. Lo vivido dentro de aquella finca con Max no significaba que se pudiera tomar ciertos atrevimientos.

SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora