XXII

323 51 3
                                    

A este capítulo me gusta llamarlo:

Marruecos, Mónaco, México













—¡Te lo dije Max! ¡Te lo advertí! Fuiste descuidado y eso te está costando muy caro —Joss Verstappen estaba furioso. Su rostro estaba enrojecido y mantenía una postura amenazante frente a su propio hijo—. Cuando desapareciste después de Austria y supe que estabas en Marruecos dije: "Bien, Max está recuperando la sensatez. Se fue a reunir con sus suegros a formalizar el compromiso"

Max miró sorprendido a su padre al escucharle decir aquello. Ahí, entendió que era verdad lo que Jeremaia le había dicho sobre estar fuertemente vigilado por agentes expertos. En principio no lo creyó; él era su padre y era imposible que actuará así.

—... Después me llevé una decepción descomunal cuando tú maldito jet despegó a las pocas horas sin reportar haber dejado a algún pasajero para acto seguido aparecer mágicamente en el maldito Mónaco ¡¿Qué carajos estabas buscando en Mónaco?! ¡Tu maldito compromiso estaba en Marruecos a lado de la mujer que ha asegurado tu futuro campeonato!

Max asimilaba lentamente cada palabra y cada acción de su padre que ya se estaba tomado bastantes atributos que no le correspondían. En principio lo dejó ya que no le interesaba en nada las negociaciones y los patrocinadores, mucho menos la vida marital que ya le ofrecían sus principales auspiciadores con una mujer que no le interesaba conocer más a fondo. Simplemente le daría lo que ella quería un diamante enorme y costoso y una boda ridículamente ostentosa con una luna de miel lo más alejado que pudiera estar de ella.

Pero todos esos planes pertenecían a un pasado, a un antes y un después de cierto mexicano de mirada dulce y sonrisa encantadora. Ahora en lo único en lo que podía pensar era en asesinar con sus propias manos al maldito hijo de puta que se había atrevido a tomar un vídeo mal editado y a tratar de desprestigiarlo. Pero lo que lo enfureció de sobremanera fue que debido a tremendo ridículo chisme escandaloso: le habían prohibido estar cerca de Checo hasta que las cosas se calmaran y se esclareciera el malentendido.

La rabia y las sombras inundaban todo su torrente haciéndolo mirar furioso a la nada absoluta en aquellas oficinas elegantes y donde lo habían enclaustrado en cuanto la noticia llegó a los medios más importantes del automovilismo.
Por órdenes de Horner se le había pedido a su asistente que evitará mayor bochorno dando ordenes estrictas de mantenerlo alejado de los medios para que no pudiera  despotricar contra ellos como era su costumbre.

—¿Estás prestando atención? —Joss tomó a su hijo de la barbilla y le hundió fuerte los dedos como cuando era un niño.

Max reaccionó ante dicho acto de su padre y aunque el pánico de una niñez bastante dura lo hacía dudar, el rayo de esperanza al que se aferraba últimamente y que tenía nombre y apellido lo alentó a parar aquel tipo de tratos y comportamientos fuera de lugar.

Miró con determinación a su progenitor salvando en tan pequeño acto a aquel pequeño niño que sufrió de castigos inhumanos por parte del que debía de darle amor; se levantó de la silla quitando el agarre de su padre con furia y mirándolo de una manera tan distinta a como siempre lo hacía: miedo.

—No seguiré más con este juego padre. Ya no soy un niño al que le puedas dar órdenes de como es que se supone debe manejar su vida —Joss no paraba de mirar incrédulo a Max—, sí, sí fui a Marruecos pero no a formalizar sino todo lo contrario, fui ahí a acabar con todo ese circo desgraciadamente se presentó algo mucho más importante y con mayor relevancia para mí en Mónaco—, Max con cada palabra que decía iba sintiendo cómo un peso enorme se caía de su espalda—. ¿Y qué crees? —se alejó de su padre y caminó algunos pasos hasta llegar a su escritorio y tomó su maletín junto a la chaqueta carísima gris—, aún con toda esta mierda rodeandome, me largo a México— se pocisionó nuevamente frente a su padre y finalmente terminó—: te lo digo yo solo para ahorrarle el trabajo a tus malditos informantes que me han seguido durante años.

SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora