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Max parecía no estar a gusto estando rodeado de tanta gente que solo se le acercaba por la fama y no realmente por lo que implicaba para él ganar cada carrera.

Bebía pequeños sorbos de una bebida que alguien le había dado. Realmente no estaba prestando atención a lo que ocurría a su alrededor. Permanecía sumergido en extraños pensamientos que siempre llegaban al mismo lugar:

<<¿Él estará bien?>>

Su padre después de lo ocurrido en la carrera lo persiguió como su sombra hasta asegurarse de que estuviera en compañía de Kelly que en esos momentos lo sostenía fuertemente del brazo y sonreía a cada periodista y persona que se le cruzara en el camino.

<<¿Y sí le sucedió algo grave?>>

Pensó Max mientras sentía los nervios en punta. A pesar de que había sido discreto a la hora de preguntar por su compañero nadie le había dicho algo relativamente importante. Solo simples respuestas de: "Él está bien".

<<¡Maldición¡>>

Su mente simplemente no podía concentrarme en las banalidades que lo rodeaban. Estaba inquieto y su mal humor se estaba haciendo presente.

—Podrías por lo menos sonreír un poco —la voz demasiado aguda de Kelly lo ponía aún más de mal humor.

—No —contestó secamente.

—Este evento es importante —refutó la pelinegra.

—Y me importa un carajo —Max ya estaba al límite o hacia algo para sacarse a esa mujer de encima o terminaría por votar todo sin importarle el escándalo.

—¿Podrías por lo menos alegrarte un poco por mi? —dijo ella mirándolo.

—Te mentiría si te dijera que me importa aunque sea un poco lo que te suceda —Max ya se encontraba en cuenta regresiva.

—¡Pero si nos vamos a casar! ¡Tendrías que ser un caballero conmigo ya que en unos meses seré tu mujer y se supone que soy lo más importante en tu vida! —alegó indignada cubriéndose la boca para causar mayor escándalo.

—¿Tienes cuatro ruedas y un super motor? —murmuró Max sarcástico mientras bebía otro sorbo de su copa.

Ella negó lentamente con lágrimas en sus ojos. Kelly era buena actriz ya que ambos sabían que en esa unión lo que menos había era amor. Para ambos resultaba fructífera aquella boda. Patrocinio de por vida para Max de las empresas del padre de ella. Para ella fama, fortuna e importantes contratos dentro de la F1. Aún así Kelly se rehusaba a no ser el centro de la atención de Max.

—Aun en contra de todo lo que me haces —murmuro Kelly indignada—, serás mi esposo y me niego a que no sea así. Ya mi padre hablará con el tuyo —amenazó.

Max ya tenía la rabia al tope y un berrinche más de la niña rica frente a él no lo toleraría.

Bebió de un solo trago el resto de su copa y se dispuso a tomar otra. Pero como era tan mal bebedor apenas y dió un paso sintió los estragos del alcohol en su sistema ya que le pareció ver al mexicano a lo lejos.

Parpadeo un par de veces para enfocar su vista pero no vio a nadie. Así que camino a la mesa donde había más bebidas y tomó otra copa. Bebió un sorbo más — la risa de un tipo extraño que comenzaba a sonar tan conocida últimamente— lo hizo recorrer con la mirada aquel salón donde se celebraba alguna fiesta de algún patrocinador que a él le importaba una mierda. Pero no encontró al dueño de dicha risa. Y volvió a beber una vez más. Porque era acabar con todo el bar aquella noche o la lava viscosa que habitaba dentro de él se comenzaría  a esparcir  por todo el lugar causando daños catastróficos a su reputación.

SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora