Sunshine

VIII

Cuando Max entro en el garage inmediatamente escucho las risas de los hombres que ahí trabajaban. Extrañado, caminó aún más rápido hasta que alcanzó a ver lo que estaba sucediendo.

En el centro de aquella habitación estaba el nuevo monoplaza de su compañero. Ya estaban las mejoras que Checo había pedido y todos los ahí presentes estaban más que emocionados.

Checo reía con algunos de sus mecanicos por la broma que este les había hecho. La música amenizaba el ambiente y se les notaba a todos cómodos con lo que de estaban haciendo.

El jefe de mecánicos llamó a Sergio para explicarle algunos conceptos acerca de la carrera que le resultaban confusos. Ambos hombres estaban concentrados explicándose uno a otro los pequeños detalles que resultaban ser demasiado apabullantes.

Max miraba a ambos y la interacción que estos tenían. Parecía que llevaban años de conocerse y no solo unas cuantas semanas. Podía notar ese sentimiento de compañerismo que había en el ambiente que a él le resultaba demasiado.

Max sabía bien que la gente a su mando solo servía para una cosa y esa era hacerlo ganar. Su padre se lo había repetido en infinidad de veces. Recalcando que el único que valía entre toda esa gente era él ya que sus títulos lo demostraban. Pero ¿Por qué sentía en el fondo que también le hacía falta aquello que Checo tenía con su equipo?

—Esto parece un circo —la voz de Jos Verstappen sacó de sus pensamientos a Max.

—¿Qué haz dicho? —contestó el Neerlandés un tanto confundido. Ver a ese equipo tan comprometido con su piloto y la hermandad qu tenían lo había hecho cuestionarse unos mínimos instantes de todo su mundo.

—Dije que el payaso mexicano se está sintiendo muy como últimamente

—¿Y eso qué? —murmuró Max.

—Estas bromeando ¿verdad? —Jos miraba de esa forma tan peculiar a su hijo. Años de entrenarlo a mano de hierro no habían sido suficientes al parecer. Aún con todo lo que estaba sucediendo en el paddock a la entrada del mexicano Max no terminaba de entender que ese era su mayor contrincante—. Digo que si dejas que este latino se sienta muy cómodo entre nosotros te quitará el lugar que tanto trabajo y esfuerzo nos ha costado.

—¿Nos ha costado? —Max estaba tan concentrado mirando el otro lado del garage que no se había dado cuenta de como le estaba contestando a su padre.

Jos al ver que su hijo no terminaba de prestarle atención lo tomó de la mandíbula obligando a su hijo a que lo mirara. El agarre era tan fuerte que las mejillas de Max se estaban tornando de un color rojizo.

—Tu estúpido sentimentalismo te está jugando una mala partida hijo mío. Aquí lo que hace que un hombre gane campeonatos es la disciplina y la mente concentradas en lo único que importa —Jos recalcó lentamente las últimas palabras para que Max recordara que era lo que había ido a hacer.

Max se logró safar del agarre de su padre mirándolo de una forma muy dura.

—No vuelvas a tocarme así —dijo el Neerlandés entre dientes—, ya no soy un niño idiota

—Pues demuéstrame lo contrario  —Jos ni se inmutó ante la exigencia de su hijo—. Por cierto Kelly llega está tarde. Espero y la recibas como se merece.

—Le dije que no viniera —para ese momento Max ya estaba furioso.

—Es tu prometida hijo. No olvides que su alianza nos beneficia en muchos sentidos

—Te beneficia a ti

—Que no se te olvide quién es tu mayor patrocinador —Jos no entendía la rebeldía de su primogénito. Max estaba más que adiestrado para seguir sus órdenes.