XVII

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El equipo Red Bull  ha demostrado ser dominante en el gran premio de Austria. El uno-dos que los pilotos han dado en victoria a su escudería es el primer logro asertivo por parte de Checo Pérez.

Max Verstappen se nota cómodo con su nuevo compañero ya que ha finalizado una de las carreras principales para él con gran éxito a diferencia de sus tres compañeros anteriores con quien terminaba en un pelea exahustiva y nada favorable para su escudería.

Esperemos que los resultados por parte de Pérez sean constantes ya que sus primeras actuaciones fueron un desastre total y debido a ello los fuertes rumores de su salida son inminentes suenan fuerte.

Veremos qué pasa con Pérez el resto de la temporada antes del descanso de verano.




Max colocaba su volante de nueva cuenta dentro del monoplaza. La adrenalina aún permanecía en su sistema al saberse ganador de casa.

Bajó del auto con el fiel propósito de felicitar a Checo por su excelente actuación. Desde aquel encuentro dentro de las oficinas no había tenido un solo momento a solas con él.

Habían pasado dos semanas desde entonces. Dos tortuosas semanas donde no podía permanecer quieto un solo momento sin que el recuerdo de aquel beso que Checo le lanzó lo torturara y lo llenará de vida en la misma medida.

Vaya que fantaseo un par de noches con aquellos labios que ya habría probado de no haber sido por la interrupción de aquella secretaria. Otra cosa que lo mantenía en vilo. Aquel llamado de las oficinas principales a Checo no le daba buena espina.

Entonces Max tomó su móvil y marco el número de su asistente.

Digame señor —la formalidad de Jeremaia tenía contento a Max.

¿Aún tienes ese contacto tuyo dentro de las oficinas principales? —Max no se andaba con rodeos. Él era muy directo con lo que quería.

—Necesitaria hacer un par de llamadas señor —contestó Jeremaia algo tenso. Su viejo contacto hacía rato que no se reportaba.

—Tienes dos días para averiguar qué está pasando con la permanencia de Checo dentro del equipo. Y te concedo una semana más para que me entregues la cabeza de los involucrados que lo quieren fuera de Red Bull.

—Señor... —el pobre joven no sabía cómo decirle a su jefe que lo que le pedía era misión suicida. Alguien sensato y razonable ya hubiera dicho que no. Que esa era una tarea  de solución a largo plazo y no en un tiempo tan ridículamente corto. Sin embargo su instinto de supervivencia lo mantuvo callado.

—No falles y por fin podrás comprar aquel departamento en Mónaco. Te lo garantizo.

—Grcias señor. Pero me interesa más la consecuencia de no lograr lo que me pide —a Jeremaia le tembló un poco la voz.

—Creeme Jeremaia. No quisieras saberlo. Apesar de tu fallo en Italia con mi padre sabes hacer trabajos en exelencia que te han dado el lugar que tienes. Así que ¡Mueve tu maldito trasero!

—Ya estoy en ello señor.

Entonces él reportero sacó de  sus recuerdos a Max cuando le preguntó acerca de la carrera qu su compañero tuvo donde se vio muy deficiente a comparación de él.

Max miró mal a aquel hombre que al ver su expresión enmudeció. Era uno de esos tantos  incitadores que les gustaba causar polémica comentando cosas sin sentido. Durante las carreras anteriores se había hecho costumbre para algunos no partidarios de Checo despotricar sobre su bajo rendimiento hasta artarse.

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