Capítulo 13

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Nathaniel se plantó frente al espejo. Había escogido un pantalón de vestir y una camisa cyan para aquella insólita cena de tres. En verdad, no le importaba cenar con Bianca, pero sabía que eso no le permitiría tocar ciertos temas en los que se moría de ganas por indagar. Quería conocer más de la vida de Aurora, pero también estaba dispuesto a abrirse a ella. Era consciente de que aquello era cosa de ambos y que de nada serviría evadir ciertos temas, como el motivo que le impulsó a abandonar New York.

Con su mejor sonrisa, se aproximó al coche que estaba aparcado en doble fila, sin embargo, se percató nada más subir que el ambiente en el espacio era tenso. Bianca iba escondida en el asiento trasero, cruzada de brazos y con cara de pocos amigos, mientras que Aurora intentaba mantener las apariencias. Eso sí, a pesar de sus caras, las dos estaban preciosas…

—Buenas noches, señoritas —exclamó provocando un bufido en la menor.

—Lo serán para tí.

—Bianca, por favor… ¿Podemos tener la fiesta en paz?

—Si me hubieras dicho que sí…

—Te he dicho que por ahora no habrá un perro en casa y no hay más discusión que valga.

—Vaya… por lo que veo el plan de que tu madre recogiese sus necesidades no te ha funcionado —murmuró llamando la atención de Aurora.

—¿Lo sabías?

—¡Pues claro que lo sabía mamá! ¡Yo misma le conté mi plan ayer, pero está claro que no ha servido de nada!

Nathaniel sonrió y después pasó a centrar toda su atención en la mujer que tenía a su izquierda. Aurora no era dada a utilizar mucho maquillaje, lo cual agradecía, pues consideraba que tampoco lo necesitaba. Sin embargo, aquella noche iba especialmente guapa con un vestido que le llegaba hasta la altura de sus rodillas, completamente blanco y veraniego.

—¿Dónde vamos a cenar? —preguntó ella por segunda vez mientras frotaba sus muslos con nerviosismo.

Él arquitecto reaccionó a aquel movimiento inesperado, apartando la vista de aquella zona en la que se había quedado prácticamente embobado.

—Princesa, ¿te gustaría comerte una de las mejores hamburguesas de Madrid? —dijo jugando su mejor baza, pues… ¿A qué niño no le gustaba una buena hamburguesa grasienta?

—¡¡Síiii!! —gritó ella desde atrás.

Aurora sonrió y arrancó mientras esperaba el nombre del lugar. Nathaniel pensó en ir al mejor restaurante americano que recordaba, aunque hacía tanto que no lo pisaba que esperaba que fuese igual de bueno que antaño. Cuando llegaron, la pequeña corrió a la puerta, momento que Nathaniel aprovechó para coger la mano de Aurora desde atrás.

—Estas preciosa —ronroneó depositando un beso en la zona lateral de su cuello.

Ella se tocó la zona besada con timidez mientras que un ligero rubor se instalaba en sus mejillas. A continuación, Nathaniel escondió la unión de manos tras su espalda, para que de esa manera la niña no lo viera e hiciera preguntas innecesarias. Cuando los tres obtuvieron mesa, Aurora se quedó frente a él y la niña permaneció junto a su madre.

—Mamá, ¿después pediremos un batido?

—Primero hay que terminarse la cena, después ya veremos…

La niña asintió satisfecha y tras revisar todos la carta hicieron su encargo. Cuando la comida comenzó a llegar, Bianca echó mano a las patatas mientras que su madre le cortaba la hamburguesa en varios trozos.

—Gracias por la invitación, Nath.

—No hay de que. Estoy encantado de pasar este agradable rato con vosotras.

Nath - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora